01 Octubre 2020

Arcángeles 2020

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro

Canalizado por: Hermana Concepción

Gloria a Dios en las alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Jacob, de ahí a vuestro propio entendimiento humano.

Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez. Bienvenidos sean, mis hijos benditos y bienamados. Pasad y tomar de vuestro banquillo y escuchar con atención mi consoladora Parábola.

Benditos y bienamados sean los que a temprana hora son, levantando de vuestra calza para acercarse a recibir de mi Mano Poderosa la Luz y la Gracia, porque la vengo postrando, mis hijos benditos y bienamados, desde vuestro crisma y hasta vuestra calza apartando he de ser lo que no es bien visto ante mi pupila amada, en todos y en cada uno de mis hijos, porque recibiéndolos sois de grande manera, en Alba Bendita, Alba Primicia del mes de octubre del año del Hombre 2020, en la cual mi Aposento en Espíritu y en Verdad, es ante vosotros.

Bienaventurados los corazones que sois abriéndose de par en par, para escuchar mi Consoladora Parábola. Bienaventurados sois los que han conocido de mi Obra amada y sigue adelante. Más bienaventurados sois aquellos que han conocido mi Obra y se han quedado a mitad del camino. Mas asimismo, el perdón entrego a todos y cada uno de ellos que se han dado las espaldas a la Obra de tu Jesús Bendito y bien amado. Mas así mismo, mis hijos benditos y bienamados, en mi Casa Bendita de Oración, en la cual os recibo a todos por igual, sin distinción alguna de Raza, de Credo de ni Color, porque todos sois mis hijos y a todos os amo por igual, mis hijos benditos y bien amados.

No estáis todos los que son, ni son todos los que estáis. Mas asimismo –mis hijos benditos– abro mis brazos de par en par para recibirlos en mi regazo amado; levantar vuestra plegaria a los Altos Cielos, mis hijos benditos, para que mi Padre pueda escucha vuestra plegaria, vuestra oración, y así mismo sea recibiéndolos a su Diestra, sea recibiéndolas en su regazo amado, como Yo les recibo ahora y siempre, mis hijos benditos y bienamados.

Recibiéndoles sois en representación de los Siete Sellos de las Siete Iglesias que Elías, el Hijo del Hombre, vino a implantar sobre la Faz de la Tierra. He de recibirlos en representación de las Doce Tribus de Jacob, donde se encuentran los espíritus encarnados y desencarnados. Benditos y bienamados sean de los unos y los otros.

Mis hijos benditos y bien amados, ¿qué pueden pedir a vuestro Padre amado, si todo os he concedido, mis hijos benditos? Me pides de la luz del Sol y te la he entregado, bendecidos sean por el Astro Rey. Bendecidos sean por las gotas de lluvia que caen entre vosotros, en vuestros campos. Más bendecidos sean por los vientos, mis hijos benditos y bien amados. Mirad y contemplad cada uno de mis elementos y no renegar de ellos, mis hijos benditos.

Porque así mismo he escuchado tu palpitar, he escuchado tu balbucir, que renegando sois del Astro Rey, renegando sois de las fuertes lluvias, renegando sois de los fuertes vientos; renegando eres en verdad de cada uno de mis elementos benditos. Pues en verdad os digo, que desatados sois, porque vosotros así mismo lo has hecho. Mirad y contemplad tiempos atrás, en los cuales eran cada uno en su momento, cada uno a su tiempo y ahora, mis pequeños hijos, puedes contemplar a todos y cada uno de mis elementos en una sola alba, ¿más por qué? –te has de preguntar, mis hijos benditos y bien amados–, para hacer conciencia en vosotros mismos de lo que habéis hecho, con lo que te he entregado. Mirad y contemplad cómo te lo entregué, y mirad y contemplad cómo lo tienes y cómo lo llevas. Más benditos y alabados sean; lo entregué para tu bienestar, y ahora mis pequeños, es para tu malestar. Por qué esta intemperie viene causando estragos, viene enfermando a la multitud entera, mas en verdad os digo: no soy Yo, mis pequeños hijos, sois vosotros mismos que van destrozando todo a vuestro paso. Y no te juzgo, no te culpo, porque humano eres y en el error vas. Más así mismo el perdón os he entregado Alba por Alba, mis pequeños hijos.

Mirad y contemplad cuando te he indicado, mis pequeños, que no abras tus auriculares ante aquellos falsos profetas, porque sois lobos vestidos de ovejas. Y tú vas creyendo, de grande manera, en su parábola que es llena de falsedad y llena de mentiras, y vas dando las espaldas a la Luz y a la Gracia. Más Perdón te entrego corazones de buena voluntad.

Levanta vuestra calza, Humanidad entera, despierta del letargo y no dormites. Tú que me conoces, tú que eres mi Parvulillo, convertido seráis en el Maestro para otros más de vuestros hermanos, a los que has de enseñar mi Doctrina bendita, porque sois sellando de vuestras pupilas, porque sois aún con la venda en los ojos; vosotros seréis vuestros maestros y los guiarás hacia la Luz y hacia la Gracia; no temiendo seas, mis pequeños amados. Mas así mismo sea cumplida mi Voluntad y no la vuestra. Mas abriendo vuestro corazón de par en par, para que así mismo sea una comunicación de Espíritu a espíritu entre vosotros, para así mismo Yo poder entregarte la Parábola que has de dar a todos y cada uno de vuestros hermanos.

No entres en lamentación, pequeños benditos, por lo que a tu paso puedas encontrar. Guíate con mi Luz, mirad y contemplad cuán luminoso es el Faro que vengo entregando en tu palmo bendito, para que así mismo no seas perdiéndote en los largos caminos que has de transitar. Mas a ti, que me pides por el bienestar de vuestro hogar, en verdad os digo que la Luz ha entrado a vuestro hogar, pero vosotros la habéis opacado con vuestras actitudes, mis pequeños benditos. Cuando me pediste que entrara la Luz y la Tranquilidad a vuestro hogar, Yo la hice llegar; mas vosotros cerraron la portezuela y no permitieron que penetrara por completo, porque cerraste vuestro corazón, porque sellaste vuestros labios, porque no fuiste capaz, corazones benditos, de dedicar un instante a la Plegaria para terminar con mi Labor.

Para ti, que pides la sanidad para vuestra envoltura, te he entregado el medicamento y lo has rechazado. Más a mismo, para ti que me has pedido las llavecitas del trabajo, tú mismo te has cerrado esa portezuela. Todos y cada uno sois haciendo su labor, más vosotros mismos también son cerrando las portezuelas. ¿Cuántas veces he escuchado que me has pedido: Dame el trabajo, mi Señor, y en verdad te lo he entregado, pero eres a más y más, porque eres en ambición y en egoísmo, mis pequeños benditos.

Mirad y contemplad aquel barrendero; mirad y contempla a aquel pepenador, va haciendo su labor, mis pequeños benditos, y si fuese mi Voluntad les entregaría a manos llenas, pero no mis pequeños amados, porque vosotros no sabrías soportar la abundancia, porque te perderías de grande manera. Mas tú dices “cómo Yo me voy a rebajar a ser un pepenador, a ser un barrendero, si cuento con la preparación…” Más en verdad te digo: que un papel no te hace superior a nadie, mis pequeños benditos, siempre tienes que empezar desde abajo para ver qué tan capaz eres de ir escalando. Porque no es mi Voluntad que llegues a la cima, sin antes haber tropezado: Tienes que empezar de cero, mis pequeños benditos y bienamados; ir apartando pedruscos y espinos para que así mismo puedas valorar lo que tienes y lo que has logrado, mis pequeños amados.

Cuando tú eres sembrando una semilla, la sembraste hoy y no para mañana va a dar ese fruto. Hay que preparar esa semilla con amor, con riego, y son muchos los cuidados; así vuestra labor. Pero tú dices ¿cómo me voy a humillar? ¿cómo yo con tanto estudio voy a trabajar en esto, en aquello? Pues en verdad te digo: que si tú te conformas con lo que Yo te doy, serás en abundancia, porque poco a poco irás labrando la tierra y llegando hasta la cima. Pero si Yo te postro desde un instante hasta la cima misma, caerás de lo alto y será más tu frustración, y me culparás a Mí por tu fracaso, mis pequeños benditos y bienamados. Espero que entiendas lo que he venido a decir, mis pequeños amados. Más así mismo, mis pequeños benditos, te he pedido ser humilde: la humildad no es dejarse pisotear por los demás. Sé humilde, sé sumiso y sé obediente. Pero tú has entendido: Déjate pisotear, deja que los demás pasen por encima de ti… No mis pequeños. Ante la Pupila de tu Jesús bendito, no hay más ni menos, todos sois iguales: desde aquel labriego que anda en las callejuelas, sin un lugar donde cubrirse de la intemperie de los tiempos, hasta aquel ilustrado que ha gastado aquella monedilla en su preparación. Para tu Jesús bendito no es más el que posee en abundancia, no es más el que ha estudiado muchas carreras, no es más el que posee grandes cantidades de denarios, el que posee más autos, más casas, sino aquel que abre su corazón y me recibe de grande manera. Porque bien lo dije en aquellos tiempos atrás: es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico. Analiza, analiza mis pequeños benditos.

En Alba bendita, en la cual recordando eres a mis Ángeles, Arcángeles, Serafines y Querubines, reciben verdad de mis grandes manjares, porque he traído para vosotros de aquellos ricos manjares, para que sacíes de vuestra hambre, y he traído para vosotros el Agua de Vida para que sacíes vuestra sed.

Recibe de grande manera, mis pequeños amados a aquél que ha entregado sin temor, sin dolor y con el corazón en multiplicación, ha de verlo retribuido en su bolsillo. Más a aquél que con dolo lo sea entregando, Yo también se lo he de retirar y se lo he de retener. Por qué has de dar con amor, mis pequeños benditos, y no mostrándolo ante toda la Humanidad, porque aquel que lo hace de esa manera, solamente quiere ser visto y llamar la atención. Más aquél que lo entrega sin estar esperando que los demás sean contemplándole, es aquel al que se lo voy a multiplicar. Más asimismo sean con la fuerza y la fortaleza que Yo les entrego de grande manera. Recibiendo también sean a los Ángeles, Arcángeles, Serafines y Querubines que son entre vosotros, mis pequeños amados.

Así mismo, como el Pastor incansable Elías, Elías, el Hijo del Hombre, que ha venido a entregar de grande manera para vosotros. Recibir con Amor; ¡oh Elías! Pastor incansable, Anciano Venerable, desciende del Alto Solio y entrega de tu Faro Luminoso a tu ovejal amado.

Pastor Elías: Con sumisión y obediencia

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Pastor Elías de Tisbe, el Anciano Venerable

Canalizado por: Hermana Juana

Amas al Padre, amas al Hijo, amas de la Luz bendita del Espíritu Santo. Crees en el Padre, crees en el Hijo, crees en la Luz Bendita del Espíritu Santo. Esperas del Padre, esperas del Hijo y esperas de la Luz Bendita del Espíritu Santo.

Heme aquí en Espíritu y en Verdad: Elías, Elías, que yo los vengo recibiendo en esta alba llena de Gracia.

Yo he venido a entregar el Sano y el Buen Consejo, pequeños muy amados. Así siempre yo les he dicho: respetaos entre uno y otro, amarse entre uno y otro. Tú que eres el Pedro, enseñarles el Buen Consejo, enseñarles el Buen Camino, platicar con tu Componencia y ellos escuchándote a ti, Pedro, Yo así te digo, para que asimismo ellos te respeten, Pedro bendito.

Y yo vengo a entregarles las Llavecitas del Trabajo, para que no les falte el sustento y el pan de cada día. Y vengo a limpiar la Escala bendita, vengo a limpiar las antorchas y las flores, vengo a sacarlos a adelante. Los que tienen problemas y con el COVID, para que ya se vaya calmando, porque muchos han quedado sin sus hijos, sin sus padres, sin nada, acabado el pueblo porque no han sido obedientes cubriéndose con el cubrebocas y por eso se está extendiendo cada día más y más pequeños benditos.

Límpiense con aquellas hierbas medicinales, límpiense con aquellas antorchas que yo les vengo a entregar para que sean sanos y salvos, para que no tengan miedo salir a las callejuelas o salir a laborar, pequeños benditos. Limpio las cárceles y saco adelante a aquellos que no tienen culpa, en los hospitales. Limpio los ríos y mares.

Eso es todo lo que yo vengo entregando, pequeños, benditos. Cortas mis palabras, pero sanos y salvos.

NSJ: Bendito seas

(canto: “Vuela suspiro del alma…”)

 

NSJ: Benditos y alabados mis hijos sean, pues han recibido a Elías, el Anciano Venerable,  como a sí mismo él lo dijo, cortas sois sus palabras pero en abundancia para vosotros, por lo que ha venido a dejarte. Asimismo recibiendo eres en verdad de mi Madre Amorosa, para todos y cada uno de ustedes, mis hijos amados.

Acercadme de vuestras aguas, oh Pedro bendito. Bendito y alabado seas.

Aguas cristalinas, que traídas sois del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas han de ser, y convertidas en Bálsamo de Sanidad. Aquel que bebiere de ellas, sano y salvo será, porque esa es mi Voluntad amada.

Hacedme presente vuestro botón. Bendito seas. Sea este rocío derramado, primeramente a vuestra Escala, símbolo de la Hermandad Espiritual.  Sea este rocío entregado a vuestras aguas que convertidas serán en Bálsamo de Sanidad. Sea este rocío derramado a tus antorchas. Sea este rocío derramado a las lejanas y cercanas comarcas, aquellas comarcas que se encuentran en sufrimiento. Sea este rocío derramado a las altas y bajas montañas. Sea este rocío derramado a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío derramado a los campesinos que darán fruto a todo aquel que lo necesite. Sea este rocío derramado a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos con culpa y sin ella. Sea este rocío derramado a los caminos y caminantes, a aquellos que mis hijos que van trabulando por las calles buscando el sustento en cada instante. Sea derramado este rocío de grande manera a todo ser viviente del Haz Terrenal. Sea este rocío derramado a vuestras monedillas que multiplicadas serán en lo material. Sea de grande manera este rocío a todos y cada uno de los presentes y a vuestros hogares, y a quienes habéis dejado en ellos. Sea cumplida así, mi Voluntad en todo momento y en todo instante.

Hecho ha sido, Pedro amado. Benditos y alabados sean, mis hijos amados. Cumplid al pie de la letra con el Mandato de tu Jesús bendito: Amaos los unos a los otros, sed en paz y en tranquilidad –Humanidad entera, Congregación amada–. Abrid de par en par vuestros corazones para que sean en comunicación con mi Mundo Espiritual. Mira y contempla cómo cada uno de vosotros lo custodia en estos instantes: un Ángel, un Serafín y un Querubín, porque mis Arcángeles se encuentran aquí a mi lado para dar de grande manera a vosotros de la Luz, de la Gracia, de la Fuerza, y de la Fortaleza.

Contempla a Miguel, a Rafael, a Uriel, mas así mismo, sería mencionar a todos y cada uno de ellos, y tú sabes qué traen para vosotros, mis hijos benditos y bienamados. Mas no dudes de cada uno de ellos, porque ellos en abundancia te han de dar. Más benditos sean, los que han acordadose de mis Arcángeles amados, que nunca nos van a desamparar, siempre que sean llamados con Fe y con Amor, ahí estarán ante vosotros, mis hijos benditos y bienamados. Bendecido sea, todo lo que traes y posees para deleitar a estos de mis Ángeles y Arcángeles; más en multiplicación te he de dar mis hijos benditos y bienamados. Bendecido sea todo lo que traes y posees para deleitar a estos de mis Ángeles y Arcángeles, más en multiplicación he de dar, mis hijos benditos y bienamados.

Mas Yo te pregunto: ¿Habéis quedado conformes? Benditos sean en verdad. Cortas han sido mis Parábolas, en alba bendita llena de Gracia. Mas así mismo levantando su calza será esta de mi carnecilla; cuántos de aquellos de mis hijos han querido verla en camastro, mas por mi Voluntad amada no será así: Fuerza y Fortaleza he de entregar de grande manera. Mas así mismo custodiada ha de ser por mis Ángeles y Arcángeles, Serafines y Querubines; para vosotros Abundancia he de dar en alba bendita llena de Gracia.

Tómense de mi Luz, mis hijos benditos y bienamados, por vuestra conformidad Yo les entrego a Manos Llenas: Tomen y lleven mis hijos amados, Yo les entrego el Jergón, la Miel, la Uva, el Pan sin Levadura, el Jergón y el Techumbre; tomen y lleven mis hijos benditos, la Monedilla que multiplicada ha de ser en lo material; tomad y llevad, mis hijos benditos, las Llavecitas del Trabajo y de mi Bendición, en el Nombre que Sois el Padre + en el Nombre que Sois el Hijo + y en el Nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo.

Mi Paz, sea con vosotros. 

(canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)

 

Cátedra de Comunicación Espiritual: San Miguel Arcángel, Capitán de los Ejércitos Celestiales.

Canalizado por: Hermana Concepción

Por la Gloria Divina de mi Amado Padre, presente puedo hacerme en la Casa de Oración. Los saluda su hermano espiritual, Miguel Arcángel Divino, Quién Cómo Dios.

Benditos y alabados sean. Heme aquí entre vosotros: hermanos, hermanas de buena voluntad. Mirad y contemplad, cómo me han entregado a esta carne por la cual me he venido a comunicar, porque se la han hecho presente a mi Hermana Blanca, mas ella me la entrega de grande manera, porque aún no es el tiempo, aún no es el momento; más así mismo, esta carnecilla aún cuando me ha contemplado de grande manera, aún cuando me ha sentido, duda de mi, duda de mi Padre y duda de mis Hermanos, mas no es por ella, sino porque así se lo han hecho sentir. Mas aún cuando duda de vosotros mismos, no duda de que está haciendo el bien para su Hermana Humanidad, y ello es lo que la prevalece en pie. Y así seguirá porque se lo hemos pedido al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Mas Yo, en nombre de mis Hermanos, los Arcángeles, les pido una plegaria por esta envoltura y por todas aquellas que llevan dolor en vuestro corazón, en vuestra envoltura y en vuestro ser; eleven una plegaria en este anochecer, hoy en esta alba bendita primicia el mes de octubre en que es luna llena, vosotros elevando seréis esa plegaria, por toda tu Hermana Humanidad en desolación puede encontrarse.

En tristeza puede estar mi Madre, en tristeza puede estar el Mundo Espiritual por todo cuanto os acontece y abasto no me he dado en estar recibiendo en mi balsa cuántas almas han llegado ante mi. Mas así mismo, os digo a vosotros: Hermanos, Hermanas, redímanse en verdad y no dormiten, no hagan caso omiso al Mandato de mi Padre y llénense de su Luz, llénese de su Gracia, llénese de su Fuerza y de su Fortaleza, cobíjense entre el regazo de mi Madre, lleven el Faro de Elías para que ilumine vuestros senderos, que yo les entrego: Tomad y llevad, mis hermanos benditos, nada faltará en vuestro hogar, y esto que habéis, esta ofrenda que vosotros traes para vosotros, en multiplicación será para todos y cada uno de ustedes.

Sea la Voluntad de mi Padre cumplida, en Nombre de mis Hermanos que se encuentran aquí conmigo: Rafael a mi diestra y Gabriel a mi siniestra. Tomen y lleven, mis pequeños hermanos amados.

La Paz de mi Padre sea con vosotros.

(Canto: “Vuela suspiro del alma, dile a mi Padre amado…”)