Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo
Canalizado por: Hermana Concepción
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en La Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en La Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende Mi Espíritu Limpio y Puro de La Escala de Perfección hacia la de Jacob, y de ahí a vuestro propio entendimiento humano.
Bienvenidos sean los unos y los otros. Bienvenidos sean Congregación Bendita y bienamada que recibiendo he de ser a buenos y malos a todos por igual, porque todos sois mis hijos, os doy de la bienvenida corazones de buena voluntad.
Benditos y alabado sean corazones benditos. Tomad de vuestro banquillo y escuchar con atención La Parábola Bendita que he traído para cada uno de vosotros.
Regocíjese vuestro corazón, pues Mi Esencia y la del Mundo Espiritual es con vosotros en esta Bendita Alba llena de Gracia: alba primicia del mes de agosto, del año del Hombre 2024, en la cual Mi Aposento es con vosotros, oh Humanidad entera, oh mis hijos benditos y bienamados.
He de venir a tocar vuestro cerebrillo para que así mismo sea iluminado de Sabiduría y de Entendimiento. He de tocar de vuestro corazón para escuchar el palpitar y saber que estamos en comunicación el uno con el otro, para tocar de vuestro corazón, Congregación Bendita, y seas dando aquellas buenas voluntades ante la Humanidad bendita.
Porque mira y contempla, cuántos sois los que necesitan de vosotros, cuántos sois los que gritan, porque sois contemplando que elevando es su voz para pedir Paz y Tranquilidad entre los suyos, porque he escuchado el palpitar de vuestros corazones, cómo sois gimiendo y llorando, cómo sois pidiendo a gritos la ayuda hacia vosotros mismos, hacia la Humanidad entera, hasta aquellas comarcas que en desolación puedan encontrarse. Mirad y contemplar cómo es que aquello se derrumba, se desmorona, mis pequeños benditos y bienamados. Mas vosotros qué hacéis, cruzar de brazos solamente y contemplar mis pequeños benditos, cuando no es esa Mi Voluntad mis pequeños; porque albas atrás he pedido de grande manera que inclines tu frontal, mis pequeños benditos, y eleves vuestra plegaria por la Humanidad entera, no solamente por los tuyos, no solamente por ti mismo, sino por todos aquellos de mis hijos que se encuentran en desolación, que van siendo arrebatados de la vida, que van a sí mismo mis pequeños benditos, con aquellas hambrunas, con aquellos fríos, con aquel temor que os acecha, por lo que han de hacer aquellos mandatarios -mis pequeños benditos y bienamados-, porque son despertando, porque son a la alerta y quieren acallar sus voces, quieren acallar sus corazones y quieren que sean sentados en el banquillo, esperando y aguardando lo que ha de venir por vosotros, mas no es esa Mi Voluntad, mis pequeños amados.
No quiero que se encuentren en el letargo esperando y aguardando lo que ha de caer para vosotros, porque así mismo sois faltos de Fe, porque sois faltos de voluntad mis pequeños amados, y después eres en el mesar de los cabellos, eres en el rechinar de dientes, porque no encuentras Sabiduría ni respuestas a lo que ha de acontecer, mis pequeños amados. Por ello he venido a prepararte al alba por alba, pero en “saquillo roto” vengo contemplando que echas lo que he traído para cada uno de vosotros, porque mientras te encuentras en este banquillo, eres en la escucha, eres en la atención y eres en la sosobra; pero das marcha atrás fuera de la Casa de Oración y te olvidas de todo cuánto escuchaste -mis pequeños benditos y bienamados- y vuelves nuevamente a la blasfemia y vuelves nuevamente al mal palabrerío y vuelves nuevamente a la discordia, vuelves nuevamente a perderte en los senderos de oscuridad; porque no eres capaz de retener cuanto has escuchado de Mi Voz Bendita, no eres capaz de retener cuanto te he entregado -mis pequeños benditos- para así manifestarlos cuando sea el instante, cuando sea el momento -mis pequeños amados-, porque eres en el arrebato mis pequeños benditos, porque eres ególatra -mis pequeños amados-, porque eres en vanidad mis hijos benditos y bienamados.
¡Aparta toda esa vanidad, aparta toda esa lujuria, aparta todo el mal palabrerío, aparta el mal miraje, mis pequeños benditos y conduelete de los demás! No seas el falto de Fe mis pequeños benditos, porque mientras te voy desbordando lo que tanto vas pidiendo, eres en caridad, eres el amor, en regocijo y dando las infinitas gracias… Pero facto el momento -mis pequeños benditos- en el que eres falto de pan que llevarte a los labios, que entregarle a los tuyos, porque te has contemplado con las portezuelas cerradas de par en par para encontrar esa labor, ¿y qué vas haciendo mis pequeños benditos?, vas renegando de todo aquello porque así mismo eres falto de Fe.
Limpiando sois vuestras gargantillas y no dormitéis. ¡A la alerta, a la alerta! porque te encuentras en letargo mis pequeños benditos y bienamados. Más postrando Sois Mi Diestra en cada uno de sus rondanes, de sus gargantillas y de su corazón, para fortalecerles de grande manera y apartar lo que os acecha mis pequeños labriegos. Mas no se dejéis intimidar, mis pequeños, porque habrás de contemplar “la maldad” a vuestro alrededor, porque habréis de contemplar “la penumbra” que os cubre porque habéis de tener a vuestros pies “ricos manjares” que te deslumbraran y quien quiera tomarlos de grande manera, mis pequeños benditos. Mas así mismo te he de decir que es para ver quién viene corazones benditos, a ver qué tanto me amas en verdad, y qué grande es tu Fe mis pequeños benditos.
Admirad y contemplar como en estos instantes fueron tocados todos y cada uno de vosotros. ¿Por qué mis pequeños amados, por qué no estás aquí, mis pequeños benditos? Porque vuestra mente anda volando mis pequeños amados, porque tu espíritu no se encuentra con vuestra envoltura, porque no eres capaz de retenerla un solo instante. Porque anda divagando mis pequeños amados. ¡Abre vuestro corazón, os lo dice vuestro Jesús, para que seas en comunicación conmigo! y no divague vuestro espíritu, y no divague nuestra mente mis pequeños amados. Más ábrete de par en par -corazones de buena voluntad-, porque será el momento en el cual no te encuentres a mi lado mis pequeños benditos y bienamados, ¿y qué has de hacer? Porque han desconfiado en que Yo me encuentro a vuestro lado mis pequeños benditos. Mas así mismo serás apartado de Mi Lado por un instante y te sentirás “perdido” y no encontrarás la portezuela hacia dónde entrar y querrás cubrirte corazones entre la penumbra, porque vuestro corazón se encontrará palpitando sin hallar respuesta alguna, porque tus pupilas se cerrarán porque tu gargantilla estará completamente cerrada y no podrás manifestarte con tu Jesús amado, por ello mismo he de pedirte que a la alerta, a la alerta en todo instante y no dormites…
¡Levántate del letargo, corazones de buena voluntad! porque no sabes lo que te has hecho, porque no sabes lo que has de encontrar a vuestro paso, porque eres confiando en quién no debes, y eres desconfiando de quién deberías de confiar. Porque dices amarme en estos instantes, pero eres blasfemando y eres en el mal palabrerío, porque me pides a gritos que te sea entregando la monedilla, que te sea entregando el pan, y que te sea entregando las llavecillas del trabajo.
Mas Yo te pregunto… ¿tu qué has labrado, mis pequeños benditos? Mas Yo te pregunto: ¿qué me entregas a cambio de todo lo que me pides, cuando Yo te he pedido solamente un instante de elevar tu plegaria, y no lo has hecho mis pequeños amados? Cuando Yo te he pedido que veas por tu prójimo y no lo has hecho mis pequeños amados, porque he escuchado tu “balbucear” que dices que “no lo necesita”, “que no lo merece”. ¿Quién eres tú para juzgar, mis pequeños benditos? ¿Quién eres tú para mal mirar mis pequeños amados? Eres tú solamente quién debe de entregar y quién debe de orar.
¿Cuántas veces has pedido el perdón por aquel que te ha dañado? ¿Cuántas veces has perdonado a aquel que te hirió, aquel que habló mal de ti, aquel que te malmiró cuándo me has pedido por ellos? ¿Cuándo has pedido “perdónalo Señor”? ¿cuándo me has dicho “los perdono”, y tú también perdonadles? porque es más fácil juzgar, que ver quién es el que tiene el error mis pequeños benditos. Porque muchas veces eres tú el que comete el error, pero para ti es más fácil juzgar a los demás que verte a ti mismo, mis pequeños benditos, porque eres diciendo que aquellos progenitores no educan a sus hijos… y dime en verdad ¿tú tienes educados a los tuyos?, porque es más fácil decir “no limpia”, “no aparta todo lo que no le pertenece”, ¿y tú has limpiado, has apartado lo que no te pertenece? ¿Por qué juzgas a tu semejante y hermano sin ver que tú mismo estás cometiendo el mismo error? porque si estás juzgando es porque tú lo estás viendo en ti, pero no eres capaz de aceptarlo mis pequeños benditos.
Te he pedido que ames por lo menos a los tuyos, y eres juzgando principalmente a los tuyos, porque no eres capaz de amar, de perdonar y de dejar atrás lo que “ya pasó” y empezar de nuevo, y ver para adelante y no voltear hacia atrás… Lo que fué “ya fué” y ahí se quedó mis pequeños; Yo sabré si perdono lo que ya hiciste, pero vé hacia adelante: levanta vuestra calza, limpia tus rodillas, sacúdete el polvo y vuelve a empezar mirando hacia delante y haciendo cosas nuevas, pero buenas, mis pequeños benditos, no sigas cometiendo el mismo error alba tras alba. Abre tus pupilas a la nueva alba y agradece por lo que tienes, ponte metas y superalas mis hijos benditos y bienamados, no esperes y aguardes que lo hagan otros por ti, porque siempre estás en la espera de “a ver quién levanta ese papelillo” cuando tú puedes levantarlo. Estás a la espera de “a ver quién me sirve el plato” cuando tú puedes servirlo por ti mismo, mis pequeños. Por qué no inicias tú primeramente y los demás, el que te sigue, irá siguiendo tu ejemplo mis pequeños amados. Pues heme aquí entre vosotros, Alba tras Alba, dándote el Sano y el Buen Consejo, y vosotros solamente una alba lo vas escuchando, lo vas analizando y dices “lo voy a hacer…”, pero transcurre las albas y nuevamente vuelves a caer a ese pozo tan profundo, en el cual no encuentras la salida y vuelves a empezar al mesar de los cabellos, al rechinar de dientes, al tronar de tus dedos, a morder de tus uñas. Tú tienes las respuestas, ¿qué esperas mis pequeños benditos? pruebas he dado para que seas saliendo adelante, pues para contemplar -mis pequeños benditos- qué tan capaz eres de saltar aquella roca, a no pisar aquel “espino”, arrancar de la mala hierba, entiende y escucha cuanto te he venido a entregar -mis pequeños benditos y bienamados-.
Analiza lo que he querido decir y llévalo a cabo, mis pequeños benditos, empieza por vosotros mismos; tienes en vuestro propio hogar con qué empezar, mis pequeños Benditos, porque es “la prueba” que te entrego y tú sabrás si las saltas o te quedas en el lamentar, mis pequeños benditos y bienamados, las armas Yo te las he entregado, han venido mis Arcángeles, Serafines y Querubines a entregártelas y ayudarte; mas tú eres el necio, el sordo, el ciego y el mudo que no has querido escuchar, no has querido contemplar y no has querido abrir vuestros labios para elevar la Plegaria, mis pequeños benditos.
¿Qué más pruebas quieres que te dé? Pídeme a manos llenas y te concederé; más así mismo Yo solamente te pido que entregues lo que Yo te entrego a ti, que no te quedes con ello y no lo eches en “saquillo roto” que eleves La Plegaria por ti, para que seas mejor persona, para que toque de vuestro corazón y para que así mismo puedas pedir por los demás. ¿Me has escuchado oh Congregación Bendita?
Hacedme presente de vuestras aguas. Bendito y alabado seas. Aguas cristalinas que traídas sois del Río Jordán, limpiando y desmanchando he de ser y convertidas en Bálsamo de Sanidad: aquel que tomaré de Ellas, Sano y Salvo será, porque ésa es Mi Voluntad. Hacedme presente vuestro botón. Bendito seas. Botón hurtado del Jardín Ameno de Mi Madre, limpiado y desmanchado he de ser, para así mismo entregar la Sanidad, la Dulzura y la Paz a todo aquel que tocare de estas Aguas.
He de entregar primeramente a vuestra Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual… He de entregar este Rocío a aquellos que me han dado de la espalda. Sea derramado este Rocío a mis Pedestales que en preparación puedan encontrarse. Sea derramado este Rocío a vuestros hogares y a quienes habéis dejado en ellos. Sea así Mi Voluntad cumplida. Levanta vuestra calza varón amado.
Benditos y alabados, sean oh Congregación Bendita, y en Preparación quiero contemplarles alba tras alba: no les pido albas enteras, no les pido que ocupen su tiempo en Mí, solamente una plegaria y el perdón para su Hermana humanidad, es lo único que pido a mis pequeños benditos, para que así mismo no les falte de Mi Fuerza, de Mi Fortaleza, de Mi Paz, de Mi Tranquilidad, de Mi Luz en todos y cada uno de vosotros y en todos cuanto me hacen presentes, mis pequeños benditos.
Contemplo “la penumbra” que hay en aquellos de los tuyos, mas vosotros fueron quien los dejaron estar en “la penumbra” porque no les enseñaron el camino hacia La Luz; mas no teman, aún están a tiempo de sacarlos de “la penumbra” donde se encuentran, para llevarlos de la mano hacia La Luz, para hacédmelos presente en todo momento y en todo instante, para que Yo toque su corazón y los haga seres buenos de Paz y de Tranquilidad, para que Yo sea tocando sus frontales y le sea otorgando el Halo de Luz que tanto les hace falta para guiar su sendero. No teman jamás, mis pequeños benditos, y en preparación los quiero contemplar. No les pido todas las albas habidas y por haber, sino les pido un solo instante.
Mas así mismo, Yo os pregunto: ¿habéis quedado conformes? Benditos sean, que por vuestra conformidad he de entregar a Manos Llenas: tomad y llevad -mis hijos benditos- del Pan Sin Levadura, del Jergón, de la Miel, de la Uva… Tomad y llevad de estas monedillas que multiplicadas serán en lo material. Tomen y lleven -mis hijos benditos-, de las Llavecitas del Trabajo que abriéndose será de par en par. No teman jamás de Mi Luz, porque siempre estaré con vosotros.
Mas vosotros mismos sois quien se aparta de Mí por instantes, mis pequeños amados, mas no teman y no permitan que los envuelva “la penumbra”. Aléjense de “la penumbra” y acérquense a Mi Luz, que Mi Camino estará siempre radiante para vosotros.
No les digo el adiós, porque nuevamente estaré entre vosotros. Más preparaos sean, mis pequeños amados, a lo de que ha de venir.
Mi Luz y Mi Paz sea con vosotros.
(Canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)