Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro
Canalizado por: Hermana Concepción.
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria y Paz a todos y cada uno de vosotros.
Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este bendito Redil Sacrosanto. Tomad de vuestro banquillo Humanidad entera; tomad de vuestro banquillo Congregación amada y escuchad con atención mi Consoladora Parábola que en alba bendita he de traer para vosotros.
Alba bendita llena de Gracia, alba primicia del mes de diciembre del Año del Hombre 2019, en el cual mi Aposento es con vosotros y para vosotros, corazones llenos de humildad, han de abrirse de par en par para escuchar mi Consoladora Parábola.
No cerrando han de ser a la Luz y a la Verdad, mas no sellando sean tampoco de vuestros labios, para pedir e implorar –mis hijos benditos y bienamados–, mas sean los unos y los otros, firmes al desapego.
Contemplad en verdad mis hijos benditos, contemplad en verdad mis hijos amados, que todos sois fieles al apego y esa no es mi Voluntad; porque así mismo vas amando e idolatrando lo material, porque así mismo eres aferrándote a lo que no te pertenece, mis pequeños amados. Ama, lo he dicho, a vuestro prójimo, a vuestro hermano, como te amas a ti mismo; pero primero debes aprender a amarte a ti mismo, mis hijos benditos y bienamados. Para aprender a amar a otros debes de aprender a amarte a ti mismo, mis peequeños amados, porque temes a la soledad, porque temes a que todo sea desapareciendo de tu lado, porque temes a que todo sea marchándose y alejándose y debes de aprender a estar solo por un instante, para que aprendas a amarte a ti mismo, mis pequeños amados.
Contempla que nada te pertenece; contempla que si tienes una pareja, tampoco te pertenece; está a tu lado para ser tu compañero, tu compañera, mas no para que lo mantengas atado, atada, porque cada uno de vosotros sois libres mis hijos benditos y bienamados. Contempla que tienes unos padres que te cuidaron cuando eras una semilla, que te protegieron, que te amaron, te aman y te amarán, pero no te pertenecen, porque ellos tienen su propia vida y tú la tuya. Contempla en verdad que tienes unos hijos a los cuales has de amar, a los cuales has de entregarle el Sabio y el Buen Consejo, a los cuales han de imitarte en lo bueno y en lo malo, a los cuales has de amar desde que fueron formados y forjados en tu vientre, y los amarás por toda la Eternidad… pero no te pertenecen mis hijos benditos y bienamados. Nada te pertenece mas que tú mismo, entonces aprende a amarte y no aferrarte a lo que no tienes. Tienes tu alma, tienes tu envoltura, te tienes a ti mismo y debes de amarte y procurarte y aprender a estar en soledad, mis pequeños amados. Me preguntas ¿por qué no soy feliz? Mas en verdad mi respuesta es: Serás feliz cuando no pienses en el mañana; serás feliz cuando no busques con lupa lo que ya tienes y no te hace falta; aprenderás a ser feliz cuando te ames a ti mismo antes que a los demás; aprenderás a ser feliz cuando no seas comparándote con otros; aprenderás a ser feliz mis hijos benditos, cuando entiendas y comprendas que eres tu mismo, que no estés pensando en lo que ha de venir, en lo que dejaste ir o se ha marchado; aprenderás a ser feliz, mis hijos benditos, cuando te aferres a esa felicidad. Contempla a esa semilla que aún es aferrándose a brotar desde el fondo de la tierra para florecer y se aferra a la vida porque aún cuando la cortas vuelve a renacer. Por qué tú no puedes ser con esa semilla, si aún te cortaron las alas, vlverán a crecer y volverás a volar, pero si te quedas esperando y aguardando… allí te quedarás y allí prevalecerás, mis pequeños amados. Aférrate a tu felicidad, mas no te aferres a otros, porque no necesitas a nadie a vuestro lado para ser feliz, no te aferres a lo que ha trabulado, a lo que se ha marchado, mis pequeños amados, aférrate a lo que tienes, a lo que prevalece pero que así mismo es tuyo y te pertenece. Cuida y procura de vuestro espíritu, de vuestra alma, porque son tuyos, porque aún tu envoltura tampoco te pertenece… Entonces, analiza, analiza cada una de las Plegarias que has escuchado, mis pequeños benditos y bienamados.
Contempla en verdad, las albas venideras, contempla en verdad a mi Madre Amada que pronto será recordada con alegría y júbilo en vuestro corazón, mas no con algarabías y vicios, mis pequeños amados. Recíbela de grande manera en vuestro corazón y abrase de par en par para recibir a mi Madre, mas no sean en el materialismo, mis pequeños benditos, desechando lo que no posees corazones de buena voluntad. Quiero contemplar a aquellos mesares con aquellos manteles blancos y blanquecinos, en el cual has de repartir vuestros sagrados alimentos en aquel alba en que eres recordando el día en que llegué al Haz Terrenal. ¡Engalánense vuestros manteles, vuestros mesares, por aquella llegada!, mas no te pierdas en aquellos vicios. Recibe con un fraternal abrazo a tu prójimo, tiéndele la diestra y bríndale tu apoyo incondicional, mas no sea de dientes para afuera mis hijos benditos y bienamados. Da un abrazo fuerte a vuestro hermano, a vuestro semejante y transmítele tu alegría, tu júbilo, tu felicidad, mis pequeños benditos y bienamados.
Contempla en verdad el lustro que se va, mas recibe con júbilo el que ha de venir. Cosas malas ha de traer para vosotros, pero más seréis las buenas, mas de vosotros depende como os quieras recibir el lustro que ha de venir mis pequeños benditos y bienamados. Abre siempre vuestro corazón para que seas recibiendo la Luz y la Gracia, la Paz y la Tranquilidad, no te cierres corazones de buena voluntad, mas no dormites os lo dice vuestro Jesús… a la alerta a la alerta, y en Plegaria has de prevalecer. Cada anochecer abre vuestros labios para agradecer por el alba que culmina, mas al abrir el alba agradece por la Luz que contemplan vuestras pupilas, mis pequeños amados.
Agradece por el pan que te llevas a vuestros labios, porque hay unos mas de vuestros hermanos que con unas migajas se conformarían. Bendecida sea el agua que llevas a vuestra gargantilla, porque así mismo hay otros que no la tienen y darían lo que fuera por beberla, y vosotros que la tenéis la echan en saquillo roto mis pequeños amados. Mas benditos sean por aquellos que poseen el abrigo para cubrirse de la intemperie de los tiempos porque en verdad, os lo dice vuestro Jesús, vendrán fuertes fríos mis pequeños amados y aquellos de mis pequeños que no tiene un techo de dónde cubrirse, no tienen un cobijo, no tienen un abrigo. Dad de beber al sediento, dad de comer al hambriento cubre al que tiene frío, protege al desvalido. Tiende tu mano al que así lo necesita. Abre vuestros labios para dar el sano y el buen consejo, mas no seas en el error y des falsa palabra, porque en verdad os dice vuestro Padre: Serás en lamentación si falseas en vuestra plegaria. No temas, mis pequeños, siempre la Luz estará sobre vosotros cubriendo en todo momento y en todo instante, mas no seas en el sendero de la penumbra, porque así mismo perdiéndote serás.
Contempla vuestra choza, como es rodeada de los Ángeles y Arcángeles, Serafines y Querubines, mas se encuentran todos mis ángeles rodeando la Casa de Oración, mas no temas… porque también Luzbella se encuentra entre vosotros; mas aún bien recibido es, porque también es mi hijo. Tocando ha de ser a quienes faltos de Fe sean y a quienes no abran vuestro corazón de par en par. Y a los que sean en lamentación por todos cuantos acontecen porque no eres levantando vuestra calza y buscando la Luz, porque prevaleces en el banquillo sentado y esperando a que todo llegue a ti, mas bendito seas en verdad. No temas por ser tocado por la mano de Luzbella, que pronto serás tocado por Miguel y llenó de Luz nuevamente serás.
Oh Pedro bendito, ¿qué puedo esperar de ti?
Bendito y alabado seas, oh Pedro. No temas que contemplo en verdad todo cuanto me haces presente. Bendito eres en verdad. Tomad y llevad de mi Luz que ha de guiar tu calza para que sepas guiar a los tuyos, tomad y llevad del pan que has de repartir en migajas a todos y cada uno de los que te rodean, para que no les falte el pan de vida. Tomad y llevad Pedro bendito la espada que solo has de desenvainar cuando sea necesario, y ese momento Yo te lo he de indicar. Tomad y llevad de mi Luz, de mi Gracia, de mi Fuerza y de mi Fortaleza, y nada ha de faltar en vuestro hogar porque no es esa mi Voluntad. Levanta vuestra calza, oh Pedro bendito, y sigue a tu Maestro.
La Luz y la Gracia, la Fuerza y la Fortaleza sea para todos y cada uno de vosotros; para las semillas que en crecimiento son, guiarlas con el sano y el buen consejo; para la juventud que en rebeldía van, porque piensan que lo creen y lo saben, porque así mismo son en un Mundo en el cual lleno de corrupción es, lleno de penumbras, mas no han de temer porque aquel que abra vuestro corazón, guiándose ha de ser al Sendero de Luz y de Gracia, mas aquel que se cierre en verdad, prevalecerá en la oscuridad y en la penumbra. No teman, pequeños benditos y bienamados, que Yo deposito en estos instantes de mi Luz y de mi Gracia: De su crisma y hasta su calza, deposito la Sabiduría y el Entendimiento a sus cerebros y cerebelos, limpio vuestra calza para sean levantándola y siguiendo por el sendero limpio y desmanchado, apartado de todo pedruzco y espino, y arrancando he de ser de raíz a aquella mala hierba que entorpece su camino, mis hijos benditos y bienamados.
Acercad de vuestras aguas, Pedro amado. Bendito y alabado seas. Aguas Cristalinas que traídas sois del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas han de ser y convertidas en Bálsamo de Sanidad. Aquel que tomare de ellas sano y salvo será, porque esa es mi Voluntad amada. Vuestro ramaje… Bendito y alabado seas.
Derramada será este rocío primeramente a vuestra Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea este rocío derramado a vuestras aguas que convertidas serán en Bálsamo de Sanidad. Sea este rocío derramado a tus antorchas y a todo lo que me haces presente. Sea este rocío derramado en todas las lejanas y cercanas comarcas. Sea este rocío derramado a vuestros árboles y montañas y valles, a vuestros ríos, mares, riachuelos y lagos. Sea derramado este rocío a todos los campos y campesinos, a los caminos y caminantes, a aquellas lejanas y cercanas comarcas que en desolación pueden encontrarse. Sea este rocío a las cárceles y presidios donde se encuentran mis hijos con culpa y sin ella. Sea este rocío en todo ser viviente en el Haz Terrenal. Sea este rocío derramado de grande manera, a tus monedillas que en multiplicación han de ser, a todos tus amuletos que sean para tu bien y jamás para el mal. Sea este rocío derramado desde el primero y hasta el último de mis hijos. Sea este rocío derramado a vuestros hogares y a quienes habéis dejado en ellos. Hecho ha sido, Pedro bendito.
Benditos sean en verdad mis hijos amados. Yo escucho el palpitar de vuestro corazón, mas así mismo no estés en desolación mis pequeños amados; agradece por lo que posees, porque en verdad llevas riquezas –os lo dice vuestro Padre–. Hay quienes no tienen el pan, hay quienes no tienen el sustento, hay quienes no tienen un techo donde cubrirse de la intemperie de los tiempos, y vosotros que poseen todo ello se quejan más que aquellos que no lo poseen, porque ellos han aprendido a ser felices y vosotros no encuentran vuestra felicidad. Analiza lo que os dije en un principio para que puedas ser feliz, para que regocije vuestro corazón y para que encuentres la Paz y la Tranquilidad, porque Yo la postro en vosotros, pero si vosotros no sois recibiéndola –mis pequeños benditos– no la hallarás. Espero entiendas y comprendas lo que he venido a decirte mis pequeños amados.
Mas Yo os pregunto: ¿Habéis quedado conformes? Benditos sean, que por vuestra conformidad –mis hijos benditos y bienamados– he de derramar mi Luz y mi Gracia, mi Fuerza y mi Fortaleza: Tomad y llevad, mis hijos benditos, del Pan sin Levadura, tomen y lleven mis hijos amados estas monedillas que multiplicadas han de ser en lo material; tomad y llevad la Llavecita del Trabajo, mis pequeños amados, si no usas la Llavecita para abrir ese pórtico, no encontrarás el cerrojo que lo ha de abrir, analiza también ello corazones de buena voluntad. Toma y lleva, mis hijos benditos de mi Luz y de mi Gracia, y apartando he de ser esos harapos hechos jirones y postro –para que recibas el nuevo lustro– la ropa engalanada, en la cual te he de contemplar en alba venidera, mis pequeños amados. Tomad y llevad de mi Bendición: En el Nombre que Sois el Padre + en el nombre que Sois el Hijo + y en el Nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo.
Toma y lleva y mis pequeños, y no te digo el adiós porque nuevamente estaré de retorno ante vosotros.
Mi Paz sea con vosotros.
(canto: “Adiós oh Padre, todos nos vamos..”)