Cátedra 1 Enero 2022

144000 sellados escogidos

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Padre Eterno Jehovah-Yahveh, Señor de los Ejércitos

Canalizado por: Hermana Concepción

El Ojo de mi Divinidad es entre vosotros. El Ojo de mi Divinidad es entre vosotros. El Ojo de mi Divinidad es entre vosotros, Humanidad entera, Pueblo amado de Israel, que presente puedes hacerte en Alba bendita de Gracia. Heme ante vosotros, oh Humanidad entera.

Bendecidos sean los hijos de la Nueva Jerusalén, bendecidos sean mis hijos benditos y bienamados, porque privilegiados sois y elegidos, porque sois de los 144,000 que han de ser elegidos, oh hijos benditos, oh Pueblo amado de Israel.

¿Qué puede esperar tu Dios y tu Señor de vosotros, si os todo lo he contemplado? Cuando dices amarme, cuando dices seguirme… mas no haces nada para merecerme -mis hijos benditos-, porque enfangados sois en vuestro propio mundo, en vuestro propio materialismo: porque enfangados sois de la ira, de la lujuria, de la avaricia. Más benditos y alabados sean.

Contempla aquí a Elías, contempla aquí a María, contempla aquí a Jesús: tiempo más piden para vosotros, y tiempo más será concedido. Más benditos sean vosotros, que creen infinitamente en Mí, en mi Madre, en el Pastor y en mi Primogénito amado. ¡Más ay de aquel que faltare, porque mi Mano será Poderosa ante vosotros!

Aún contemplas lo que os acontece y no eres redimiendote en verdad, ¿por qué no eres en el arrepentimiento, por qué no eres en el dolor? ¿Por qué no eres haciendo a un lado el materialismo, para contemplar lo que he traído para vosotros?

Más allá de vosotros, oh Humanidad entera…

(Canto: “Que viva mi Cristo, que viva mi Rey…”)


Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo

Canalizado por: Hermana Concepción

Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende Mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección, así a la de Jacob, y de ahí a vuestro propio entendimiento humano.

Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este Bendito Redil Sacrosanto. Pasad a tomar de vuestro banquillo Humanidad entera, y escuchar con atención mi Consoladora Parábola.

Benditos y alabados sean los unos y los otros, porque recibiéndoles sois de grande manera a buenos y malos, sin distinción alguna de raza, de credo, ni color, porque todos sois mis hijos y a todos amo por igual, mis pequeños amados.

Privilegiados sean los unos y a los otros, más abriéndo seas vuestro corazón para escuchar tu palpitar, mis hijos benditos, y comunicarme con todos y cada uno de vosotros de Espíritu a espíritu, mis pequeños benditos. Porque aquel corazón que prevalezca sellado -corazones amados-, no ha de ser tocado por mi Mano Poderosa, no ha de escucharme, ni Yo le he de escuchar, corazones benditos. Vengo contemplando vuestro palpitar, vengo contemplando -mis hijos benditos- vuestro dolor, dolor en vuestras carnecillas, vengo contemplando el dolor de vuestra alma, de vuestro espíritu, porque acongojados sois ya mis benditos labriegos.

Yo les recibo a todos en esta Bendita Alba llena de Gracia: alba primicia del mes de enero, del año del Hombre 2022, en el cual cumpliéndose sois Alba por Alba lo que escrito es en Libro de Oro, mis pequeños y bien amados hijos.

Más qué pueden esperar de su Jesús, sí siempre he contemplado a cada uno de vosotros y he entregado a Manos Llenas, conforme sois necesitando. Más no afanéis pidiendo por el alimento y por la bebida. No os afanéis pidiendo el ropaje.

He aquí a tu Padre, a tu Maestro, a vuestro Amigo. Que aquel que cree en Mí a ciegas, aquel que en verdad os ama, aquel que ame en verdad a vuestros semejante, aquel que lleve en vuestros labios aquella Plegaria, aquel que abra de par en par de vuestro corazón, no tendrá por qué preocuparse por llevar aquella vestimenta, por llevar aquel alimento, por llevar aquellas aguas. Porque es más grande, porque es más fuerte vuestro espíritu que el hambre y la sed. Porque es más grande y es más fuerte vuestra envoltura que la vestimenta, mis pequeños benditos y binamados.

No debéis de temer, mis hijos benditos, por qué Yo he de proveer para todos y cada uno de vosotros, para que no sea faltando el mendrugo de pan en vuestro mesar. Más no seas más en el error, mis pequeños Labriegos, mi Pueblo amado de Israel.

Contempla en verdad qué has hecho de estas tierras que fueron hechas y forjadas para vosotros: cada vez más sois ensuciándolas y llenándolas del fango, así como a vosotros mismos, humanidad entera. Porque vas en error tras error, cuando no es mi Voluntad mis hijos Benditos.

Yo os he pedido a todos y cada uno de vosotros: “amáis los unos a los otros”, y tal pareciere -mis hijos benditos- que en aquellos Tiempos os pedí “odiar el uno al otro”. ¿Por qué no sois amándose como lo que sois: hermanos?, porque sois hechos a imagen y semejanza; porque a todos os forjé con ese Amor, mis hijos benditos. Y vosotros sois en el mal palabrerío; porque sois en los mirajes, en las asechanzas, porque sois blasfemando, juzgando, criticando el uno al otro.

Más asimismo, no juzgues sin antes mirarte frente a un espejo. Cuando lleves la perfección en ti mismo, podréis juzgar a vuestros semejantes. Mas si no es así, sella vuestros labios, oh Humanidad entera. No mal mires, porque no llevas la perfección. No juzgues, no critiques, no humilles. Sé humilde y trata a los demás como quisieses ser tratados, mis pequeños labriegos. No seas más en el error.

Contemplo tu tristeza, contemplo tu dolor, contemplo tu desesperanza; pero todo aquello tiene un porque. Más si tú me preguntasee, Yo te respondería: “más tú mismo tienes las respuestas, más analiza, analiza, oh Humanidad entera”. Tú me dirás “no lo merezco”, mas Yo te pregunto: ¿en realidad lo crees, mis pequeños benditos?.

Más quizás sea tan duro, tan fuerte todo aquello cuanto acontece a vuestro alrededor; pero en tu mundo material hay maldad, hay soberbia, hay avaricia, hay vanidades, hay egoísmos y egocentrismos, mis pequeños hijos. Mas sé lleno de Amor, lleno de Humildad.

Mira y contempla el Lustro que inicia, ve contempla el que ha culminado, ¿qué deseas para este nuevo lustro, para este nuevo amanecer, mis pequeños labriegos?

Has levantando vuestra calza, y ha abiertose así una nueva alba para vosotros. ¿Qué esperas de esta nueva alba, qué esperas de hoy? No te pregunto por el mañana, sino por el hoy, mis pequeños benditos; porque hoy te entrego, hoy te doy, hoy eres, vive el hoy mis pequeños benditos y bien amados. Deja atrás los lustros que han culminado, ve y contempla el hoy. Me dirás que te encuentras aún en aquel pozo sin salida, en aquel hoyo profundo y obscuro y tenebroso. Tómate de mi Mano, mis pequeños labriegos, y contemplaréis de mi Luz y aquel pozo cerrado quedará, y en el olvido prevalecerá. Más si tú no sales de él, ¿qué puedo hacer por vosotros, mis pequeños hijos?

Heme aquí ante vosotros, entregándote de mi Paz, de mi Tranquilidad. He aquí a mi Madre, cubriéndote con su Manto Divino de la intemperie de los tiempos; cubriéndote y protegiéndote de las acechanzas, de los fuertes vientos, y lo de los intensos rayos del Astro Rey.

He aquí a Elías, encendiendo su Faro Luminoso, para que no seas perdiéndote los senderos, para guiarte por el Camino de Luz y de Gracia, llenarte de Fuerza y de Fortaleza; más no desvíes vuestro sendero, y no os quites el Manto de mi Madre, ni brinques el cerquillo que Elías ha postrado para vosotros, porque aquel que saltándose el cerciquillo no prevalecerá más entre los elegidos. Y mira y contempla que aun falta por venir cosas grandes, cosas fuertes, que no querrán ver vuestras pupilas, que no querrán sentir vuestras carnecitas, que no querrán escuchar vuestros auriculares. Más espera y aguarda, mis hijos benditos. Porque también, vuestras pupilas contemplaréis maravillas, que te traer para todos y cada uno de vosotros.

No seas en temor, no seas en duda, sino sé en Fe, en Amor. Más apártate de aquellos vicios, más apartate de la lujuria, no seas más en el error.

Mira y contempla que tú elegiste a esa mujer, a ese hombre, para que fuesen vuestros compañeros, nadie te los impuso. No debéis de buscar en otros lados los que tenéis en tu hogar, mis pequeños hijos. Mirad y contempla que solicitaste aquella semilla, cuídala y protegela, guíala por el Sendero de Luz y de Gracia, con el sano y el buen ejemplo, porque cuentas claras y precisas, estaréis entregando de cada una de esas semillas mis hijos benditos.

No ocupéis aquel mesar para las discusiones, ese mesar es sagrado porque estoy ahí junto a vosotros, bendiciendo de vuestros alimentos, entregando en Abundancia para que no falte nada, ni un solo instante, mis pequeños hijos. No levantes la voz en el mesar, sino sé en júbilo, en paz y en tranquilidad, mis pequeños hijos. Se en Paz y en Tranquilidad con tu mal vecino, salúdale, entrega esas palabras de Amor. Sí aquel de tus semejantes no te es contestándote, no seas en temor, ni seas tampoco en el enojo, sé en el Amor y entrega una sonrisa, mis pequeños amados, no aquella mueca de dolor, de tristeza, ni de enojo, mis pequeños benditos.

Sean vosotros mismos cambiando, para que sea el cambio entre todos los demás. Si no iniciáis vosotros mismos, ¿quién ha de hacerlo mis pequeños amados? Aléjate de la maldad, aléjate porque eres arrastrando, mis pequeños benditos, hacia dónde se encuentra el dolor, la tristeza, la lujuria y el dolor, y así mismo consigo mismos vais arrastrando a los demás, mis pequeños amados. Analiza, analiza cada una de las Plegarias que he de traer para vosotros. 

Oh, Elías bendito, enciende tu Antorcha y entrégala a todos y cada uno de tus ovejas y corderos.

Pastor Elías: Con sumisión y obediencia, Padre Amorosísimo.


Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Pastor Elías, el Anciano Venerable.

Canalizado por: Hermana Juana

Amas al Padre, amas al Hijo, amas de la Luz Bendita del Espíritu Santo. Esperas en el Padre, esperas el Hijo, y esperas de la Luz bendita del Espíritu Santo. Crees en el Padre, crees en el Hijo, crees en la Luz Bendita del Espíritu Santo.

Heme aquí en esta alba llena de Gracia: Elías, Elías, el Anciano incansable que ha venido a aposentarse de gran manera, en Espíritu y en Verdad, mis hijos amados. Los recibo con mis brazos abiertos, porque así Yo los recibo, porque vengo bien lleno de Alegría, lleno de Felicidad, lleno de Paz, mis hijos benditos.

Y les vengo a entregar las Llavecitas del Trabajo para que no les falte el sustento y el pan de cada día. Les apartó espino, dolor y el pedrusco, para que ustedes lleven Tranquilidad, Felicidad en sus chozas. Entrando a sus chozas abrazar a sus compañeras, a sus compañeros, sus pequeños, lo que se puede encontrar ahí en su choza -pequeños benditos-, porque así lo dice Elías, porque Elías viene lleno de Felicidad, lleno de Alegría y lleno de Paz y lleno de Luz para que ustedes mismos se apoyen de la luz, con el Faro Luminoso, para que vayan saliendo adelante, mis hijos amados.

También bendizco la Escala, las flores, las antorchas, las cárceles, los hospitales, los ríos, mares, todo lo vengo bendiciendo para que ustedes vayan viendo y vayan entendiendo que Elías, Elías se vienen aposentando de gran manera, y en Espíritu y en Verdad, mis hijos amados.

Cortas son mis palabras. No les digo hasta adiós, sino hasta pronto.

(Canto: “Vuela suspiro del alma, dile a mi Padre amado…”)

 

NSJ: Oh Bendita Mujer, María, Madre Amada; toma de lleno a esta mujer, y da de tu Bendición a tus hijos amados. Adelante, Madre amorosa, Yo doy la Potestad para que seas comunicándote por medio de esta envoltura, y des de tu Bendición a estos de tus hijos.


Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Santa María de Israel, Nuestra Madre Amorosa.

Canalizado por: Hermana Dominga

El Ángel del Señor anunció a María, el Ángel del Señor anunció a María, el Ángel del Señor anunció a María, María de Jerusalén. Presente estoy para entregar a mis niños benditos.

Les entregó mi Bendición. Les entrego una rosa, una rosa que llevarán a sus hogares, para que se guíen con ella.

NSJ: Bendita seas Madre Amada. Trabula al Solio Divino, y espera y aguarda mi llegada

María: Así lo haré.

(Canto: “Vino rodeada de flores…”)


Nuestro Señor Jesucristo (NSJ): Benditos y alabados sois, mis amados hijos.

¿Qué más pueden pedir, sí han recibido a manos llenas? Llenen de su corazón de Amor, de Gracia Divina, de Fuerza y de Fortaleza, y de júbilo. Más no teman jamás varones y mancebas benditas e inocencia.

Tomad, mis hijos benditos, varones y doncellas, Yo sé y Yo contempló cuan hace falta en vuestros hogares, cuan hace falta en vuestros mesares, y cuan hace falta en vuestras envolturas.

Limpio y desmancho vuestras almas, vuestros espíritus. Más así mismo limpio y desmancho vuestras envolturas,  para qué blancas y blanquecinas sean cual copos de la nieve. Apartó ese dolor que todos y cada uno de vosotros traen en su corazón. Ese peso que vienen cargando y sopesando en sus espaldas, será más ligero. Aparto y alejo el dolor de vuestras envolturas,  limpiando y desmanchando de vuestras gargantillas, de vuestras pupilas, y más valiere a aquel que quiso tocarles no hacer, empezando por esta envoltura por la cual me comunico con vosotros, y hasta el último del pórtico, porque todos han sido tocados por esa maldad.

Más yo retuve los pasos de una de mis pequeñas qué quería que sufriese aquel dolor, más no fue mi Voluntad, que trabulara a la callejuela porque acabaría con todos y cada uno de los de su casa, de su hogar, pues yo retuve su calza, y solamente quedó en el materialismo.

Mas no temas, que aquel materialismo yo lo multiplicaré, mis pequeños benditos. Mas da gracias a mi madre amada, que los protegió con su Manto Divino.

Benditos y alabados sean, mis pequeños amados. Pedro bendito, ¿qué puedo esperar de ti?

Bendito y alabado seas, Pedro amado. Más asimismo, muchos trabularán nuevamente a mi Solio Divino; más aquellos que prevalecen han de llevar mi Paz y mi Tranquilidad, en vuestro corazón. Más amaos los unos a los otros, cómo os lo dije en un tiempo, y contemplaréis mis maravillas, mis pequeños labriegos.

Toma y lleva varón amado, de mi Bendición para ti y para los tuyos: que nada falte en vuestro hogar, que nada falte en vuestro mesar y en el mesar de los tuyos. Levanta vuestro sandalia, varón bendito, y sigue a tu Maestro.

Adelante, adelante han de ser mis pequeños benditos. No detengan su calza buscando culpables, no detengan su calza analizando quién está dañandolos, sino pónganlo en mis Manos, que Yo me encargaré, mis pequeños benditos. Vosotros continúen vuestro camino por el sendero que les he trazado, no se detengan a ver quién les está dañando, y si lo seguirá dañando, porque de ellos Yo me encargaré. Más vosotros estaréis recibiendo a Manos Llenas, conforme es mi Voluntad.

Dame de tus aguas Pedro amado. Bendito seas: Aguas cristalinas que sois traídas del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas han de ser, apartando todo lo que no les pertenece, y postrando una gota de mi Preciosa Sangre de mi costado izquierdo. Aquel que bebiera de ellas,  Sano y salvo, será porque esta es mi Voluntad.

Hacerme presente vuestro botón. Bendito y alabado sea.

Entregando he de ser de grande manera de este Rocío, primeramente a vuestra Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea derramado este Rocío a las cercanas y lejanas comarcas que en desolación pueden encontrarse. Sea derramado este Rocío en mares, largos y ríos. Sea derramado este Rocío en campos y campesinos que son entregando el sustento a la Humanidad entera. Sea este Rocío a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos con culpa y sin ella. Sea este Rocío derramado a aquellos orfanatos, asilos, revesitidos sean todos y cada uno de mis pequeños; a aquellos que se encuentran en las callejuelas sin un lugar donde refugiarse ante la intemperie de los tiempos. Sea derramado este Rocío a los caminos y caminantes, y a todo ser viviente en el Haz Terrenal. Sea este Rocío derramado a mis elementos benditos, que no sean llegando con gran furia a la Humanidad. Sea derramado este Rocío a vuestras aguas, para que convertidas sean en Bálsamo de Sanidad, a vuestras antorchas que han de iluminar vuestros hogares y serán como un Faro Luminoso para ellos. Sea este Rocío a vuestros hogares y a quienes habéis dejado en ellos.

Héchose y cumplida mi Voluntad en todo momento.

Mis hijos benditos y bienamdos, Yo os pregunto: ¿habéis quedado conformes? ¡Benditos y alabados sean!

Por mi Voluntad -mis hijos benditos-, aquellos que presumen de ver, ciegos serán. Y aquellos ciegos han de ver. Por mi Voluntad, aquellos que sus auriculares no escuchan, escucharán, y los que presumen de escuchar, sordos quedarán. Por mi Voluntad, aquellos que levantan sus palmos para la maldad, atadas eran sus palmas, y en el arrepentimiento será; atadas serán sus calzas y no caminarán más. Por mi Voluntad, mis hijos benditos y bienamados, abriéndose los caminos para todos y cada uno de los que creen en Mí, que elevan su plegaria para pedir y suplicar por toda su Hermana Humanidad. Por mi Voluntad, mis hijos benditos, cubiertos con mi Manto han de ser todos y cada uno de vosotros que han levantado su calza y se han acercado ante Mí, con el corazón abierto de par en par. Tomad y llevad, mis hijos benditos: del Pan sin levadura, del Jergón, de la Miel y de la Uva; tomen y lleven mis hijos benditos, de estas Monedillas que multiplicadas han de ser en lo material; tomen y lleven mis hijos benditos, que arrancando sois esos ropajes hechos jirones y postrando sois la ropa engalanada para cubrir sus envolturas. Tomen y lleven mis hijos benditos, de mi Bendición: en el Nombre que Sois + el Padre + el Hijo + y la Luz Bendita del Espíritu Santo.

No les digo el adiós, porque pronto estaré de retorno ante vosotros. Mas sean en Paz, en Tranquilidad y en Amor, que hoy Yo los cubriré en todo momento y en todo instante.

No desistan de orar mis pequeños labriegos, y ahí me encontraréis mis pequeños amados.

Mi Paz sea con vosotros.

(Canto: “Adios oh Padre…”).