Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo
Canalizado por: Hermana Concepción
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección hacia la de Jacob, y de ahí a vuestro propio entendimiento humano. Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este Bendito Redil Sacrosanto.
Pasad, Humanidad entera, a tomar de vuestros banquillos y escuchar con atención mi Consoladora Parábola.
Benditos y alabados sean los unos y los otros, que regocijado es mi Corazón por contemplarles de grande manera, en esta Casa Bendita de Oración. Regocíjese su corazón oh Congregación amada, oh Humanidad entera, porque he aquí la Esencia del Padre, la Esencia del Hijo y la Esencia del Espíritu Santo entre vosotros. Regocijado sea vuestro corazón, pues sois acompañando a tus Ángeles, Serafines, Querubines, que acercándose sois a vosotros para limpiar y desmanchar desde vuestra crisma y hasta vuestra calza, para recibir a todos y cada uno de mis hijos benditos y bienamados, en esta bendita alba. Alba llena de Gracia, alba primicia del mes de julio del año del Hombre 2022, en el cual mi Aposento es en Espíritu y en Verdad, ante todos y cada uno de vosotros, como bien lo dijese hace tiempo, que así fuese uno, dos o tres reunidos en Mi Nombre, ahí estaría Yo para tomarles de su diestra y guiarles vuestra calza bendita a la Luz Eterna, oh Humanidad bendita, oh Congregación amada. Paz, Tranquilidad he de entregar a todos y cada uno de vosotros.
Contemplo vuestros temores, contemplo vuestras dudas, contemplo vuestras aflicciones, contemplo todo y cuanto me vienes a hacer presente, oh Humanidad entera. Más limpio y desmancho desde tu crisma y hasta tu calza, aparto la vestidura hecha jirones, y pongo la engalanada, mis hijos benditos y bienamados.
Mas ay aquellos de mis hijos que acercándose sois a mí por el dolor, ay aquellos de mis hijos que sois acercando hacia mí por la tristeza, porque vengo contemplando vuestros sinsabores, vengo contemplando lo que os aflige a cada uno de vosotros mis polluelos, mis hijos benditos, mis ovejas amadas.
He aquí a todos y cada uno de vosotros reunidos y congregados -mis pequeños benditos- porque han de recibir de grande manera; han de recibir a Manos Llenas, de mi Amor de mi caridad; han de recibir a Manos Llenas, corazones de buena voluntad, de todo cuanto vienen pidiendo.
Aquellos que me piden Paz y Tranquilidad a vuestros corazones, sanando les seré en estos instantes vuestro afligido corazón, y escucharéis el palpitar y estaremos en comunicación el uno con el otro, mis pequeños amados; porque no es menester que habrán de vuestros labios para pedir de viva voz a vuestro Jesús Bendito lo que anhelas y lo que necesitas para toda tu alma bendita, para el transitar de las albas, para vuestro hogar, y para cada uno de los tuyos. Solamente abre vuestro corazón -oh Humanidad entera- y Yo escucharé el palpitar y estaré entregándote a Manos Llenas.
Más si tú vas en error, y vas cometiendo aquellos tropiezos, aquellas avaricias, aquellos egoísmos, aquellas vanidades, aquellos egocentrismos… eso será lo que contemple Yo, y no estaré entregandote cuánto me solicitas, mis pequeños amados.
Abre vuestro corazón, llénate de Humildad, llénate de Paz, y llénate de Tranquilidad. Pruebas grandes han venido para vosotros, y algunos de vosotros han tropezado con ellas. Más otros han desviado de su sentir, más otros más Bendecidos sean porque han aprendido a saltar aquel pedrusco y aquel espino, y están ante Mí -mis pequeños benditos- y los Yo los llenaré de Luz y de Gracia. Daré Paz a vuestro corazón, Salud y Bienestar a su espíritu. Paz y Tranquilidad a vuestra envoltura. Apartaré ese dolor que llevan por dentro y por fuera; apartaré esos problemillas; contemplaré a sus vecinos y aquel de vuestro hermano, que os viene dañando alba por alba, mis pequeños benditos.
No tienes más que abrir vuestro corazón para que Yo te esté escuchando, corazones de buena voluntad. Mas contempla de grande manera, corazones benditos, que he puesto prueba grande para algunos de mis hijos, y no han sabido salir adelante, porque no llevan aquella Paz y aquella Tranquilidad en su interior, no llevan ese regocijo para sí mismos -mis pequeños benditos- y van blasfemando, y van sintiéndose más que los demás… No, mis pequeños amados. Yo siempre te lo he dicho mis pequeños benditos: Sé el mejor en todo cuanto realices sé mejor padre, sé mejor hijo, sé el mejor alumno, sé el mejor maestro, sé el mejor en todo… pero no pises a nadie, mis pequeños benditos, porque sendero hay para el uno, como sendero hay para el otro. Aprende a ayudar a vuestros semejante y hermano, en lugar de dejarlo atrás y pisotearle, mis pequeños benditos, oh mis amados hijos.
Aprende a que si vas adelante, desciende ese escalón y ayuda a tu hermano a subir contigo mismo; más no subas solo, porque puedes llegar a la cima y caer desde lo más alto, mis pequeños benditos. Mas si vas acompañado de otro más de tus hermanos, mis pequeños benditos, serás con menos peso y menos cansancio -mis pequeños benditos- porque sopesando seréis aquella carga, aquel camino tan largo y tan pesado, y no temas si eres tropezando, porque Yo ayudaré a levantarte -mis pequeños amados- enjugaré tus rodillas sangrantes, las limpiaré y sanaré y tú, asimismo, seguiréis adelante mis pequeños benditos.
Mas si vas con el egoísmo y con la vanidad, y mirando por detrás de vuestro hombro a tu semejante y hermano, por ir volteando al ver que llevas el avance… irás tropezando y cayendo mis pequeños benditos. Espero y comprendas cuánto te he venido a decir, mis pequeños hijos benditos y bienamados.
Más sé más en tolerancia, sé más tolerante con vuestro semejante y hermano. Escucha los Preceptos que escritos fueron, para que tú los aprendieses y los llevases a cabo. Venera a vuestros padres, sé en respeto hacia ellos -mis pequeños benditos- sé el ejemplo que han de seguir vuestros hijos, mis pequeños benditos y bien amados.
Contempla en verdad cómo la Humanidad viene perdiéndose, alba por alba, cuántos de aquellas inocencias soy en la callejuela, quitando lo que no pertenece a su semejante y hermano, amenazante sois por los caminos -mis pequeños benditos- porque han perdido el respeto, no solo por vuestros progenitores sino por todo, toda tu hermana Humanidad, porque han perdido aquello que tú llamas valores, mis pequeños amados. Porque ahora ya no sois mandando vosotros como progenitores, sino ahora vas haciendo tú la voluntad de tus hijos, mis pequeños amados. No seas perdiéndote en este Mundo, que ha venido a comerse a todos y cada uno de vosotros. El Mundo lo hice y lo forjé para que vosotros se alimentaran de él, no él de vosotros, mis pequeños benditos.
Contempla cómo se encuentran tus hermanos, cómo se encuentra tu Hermana Humanidad, perdiéndose alba por alba, arrebatándose de las vidas, arrebatando con lo que con tanto esfuerzo vais logrando, cómo eres en la blasfemia, cómo eres en el mal palabrerío, ¿cómo quieres que cambie la Humanidad si tú mismo no has podido cambiar alba por alba.
Vengo diciéndote entrega amor, entrega paz, entrega caridad, y tal parece que aquel pedimento que os digo fuera “arrebata la vida, arrebata lo que tiene tu prójimo, déjalo en la miseria, déjalo sin nada…” Más de qué te valiere, sí así como lo tomas, así como lo eres hurtando, se te va esfumando mis pequeños benditos y bien amados.
Oh Humanidad entera, ¿qué puedo esperar de vosotros mis hijos benditos y bien amados? si todo cuanto has pedido concedido ha sido. ¿Mas eres ciego?, ¿eres sordo?, ¿y no has contemplado, ni has escuchado mi Parábola amada? ¿No has contemplado lo que te he puesto en charola de plata, mis pequeños benditos y bien amados? Te he entregado a Manos Llenas, y lo has derrochado, lo has echado en saquillo roto. Más asimismo, bendito es aquel que aún lleva aquellas migas, aquellas migajas de lo que Yo he entregado y lo sigue repartiendo entre la humanidad entera, bendito y alabado sea, corazones de buena voluntad.
Mas no me culpes, de lo que a tu paso puedes encontrar, porque eres tú en el error, eres tú en tu propio orgullo, mis pequeños benditos. Porque Yo limpio vuestro camino de aquel pedrusco y de aquel espino, y vosotros al limpiar vuelves a postrarlo mis pequeños amados, porque no sabes por dónde vas, no sabes el camino que has tomado y el que has de elegir mis hijos benditos y bienamados.
Oh Pedro Amado, ¿qué puedo esperar de ti?
Bendito y alabado seas, oh Pedro amado. Limpiando y desmanchando he de ser tu envoltura, y el perdón tendreis, más bendecido serás. Y asimismo, la Bendición llegará a los tuyos: tropiezo han de tener, mas no temas, que adelante adelante han de seguir; sacudirán ese polvo y seguirán adelante. No temas, varón bendito. Toma y lleva, que Yo te entrego a Manos Llenas, y así mismo tú lo repartirás. Sea cumplida mi Voluntad; Bendito seas. Levanta vuestra calza, varon amado, y sigue a tu Maestro.
Bendito sea alabado sean todos y cada uno de mis hijos, que con humildad vengan a pedir, a implorar por un mendrugo de pan. Más asimismo, aquel que venga exigiendo ese trozo de pan, se lo negaré -mis pequeños benditos- y no porque Yo sea bueno o sea malo, sino porque no has sabido encontrar las palabras para pedir lo que te hace falta, y lo que has de necesitar. No es menester que grites, no es menester que balbuceés, con tan solo abrir tu corazón y elevar el pedimento, y elevar la plegaria, suficiente es para que Yo te sea escuchando mis pequeños benditos, aprende a pedir, para que aprendas también a recibir y aprendas a dar, porque aquel que no sabe recibir y no sabe pedir, tampoco sabe dar mis pequeños benditos y bien amados.
No veas la apariencia, contempla el interior, porque muchas veces he pasado frente a ti y me has insultado, me has empujado, me has tirado y me has maldecido mis pequeños benditos. Porque puedo presentarme en apariencia de aquel menesteroso, en apariencia de aquel pordiosero, o bien puedo presentarme ante ti en aquel animalillo, y he sido golpeado, y he sido maltratado, y he sido arrojado a la callejuela…Me he presentado ante ti con aquella vestimenta engalanada y no hayas cómo colmarme de lo que no posees. No mis pequeños, no contemples la apariencia.
Contempla con tu pupila espiritual, aún cuando no seas de mis siervos benditos, todos y cada uno contienen aquel Ojo Visor Espiritual, aquel que le llamas “Sexto sentido”, corazonada, como quieras llamarle mis pequeños benditos. Mas he pasado junto a ti y me has ignorado, ¿y así me pides que te llene y te colme de bendición? cuando tú no sabes entregar un poco de paz a vuestro hermano, un poco de consuelo, una palabra de aliento -mis pequeños benditos-. Más Yo les perdono por vuestros errores, y Yo los lleno de Mi Luz, de Mi Fuerza y de Mi Fortaleza.
Cuando te sientes mal buscas culpables -corazones de buena voluntad-, cuando no sabes o cuando sabes que eres tú mismo quién ha dañado tu envoltura, porque no has sabido alimentarte, por qué no has sabido ejercitarte, porque no has sabido sanarte mis pequeños benditos, porque todo quieres a Manos Llenas que te sea cayendo -mis pequeños benditos- en los palmos; ¡no mis pequeños amados!
Más por todo ello, Yo te entrego el perdón, Yo te limpio y te desmancho, y te llenaré de Sabiduría y de Entendimiento, Humanidad entera.
Oh, Pedro bendito, acercarme de vuestras aguas. Bendito y alabado seas. Aguas cristalinas que traídas sois del Río Jordán: limpiadas y desmanchadas han de ser, y han de ser convertidas en Bálsamo de Sanidad, aquel que bebiere de ellas sano y salvo será, porque esta es mi Voluntad. Una gota de Mi Preciosa Sangre derramada será.
Hacedme presente vuestro botón. Bendito y alabado seas. He de derramar, de grande manera y primeramente a vuestra Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual: Sea derramado este rocío a vuestras aguas que convertidas serán en Bálsamo de Sanidad. Sea derramado este rocío a las antorchas y a tus aceites, y a todo cuanto me haces presente. Sea derramado este rocío a las lejanas y cercanas comarcas, a aquellas que se encuentran en desolación, en tristeza y en dolor. Sea derramado este rocío a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío derramado a los campos y campesinos que darán el fruto a toda la Humanidad. Sea este rocío derramado a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos con culpa y sin ella. Sea este rocío a los hospitales, sanatorios y a todos aquellos lugares donde se encuentran recluidos mis hijos para la sanidad bendita y bienamada. Sea este rocío a los caminos y caminantes, algunos llegarán y otros se quedarán en el camino, mas bendecidos serán por mi Mano Poderosa. Se derramado este rocío de grande manera a todos y cada uno de mis hijos benditos; a vuestros hogares y a quienes habéis dejado en ellos. Sea este rocío derramado a mis Pedestales Benditos, a mi Congregación amada y a todo mi Pueblo Bendito de Israel. ¡Hecho ha sido, Pedro Bendito!
¡Oh mis hijos amados!, habéis recibido de grandes manera, habéis recibido a Manos Llenas. Mas os dice vuestro Jesús: más paciencia y más tolerancia con la ancianidad bendita, porque es una prueba que he venido a entregar para vosotros mismos, mis hijos benditos y bienamados.
Mas sé en Paz y en Tranquilidad, mis pequeños amados. Más para vosotros, Oh Humanidad entera, no desistan de pedir porque Yo les he de entregar. Más asimismo abran vuestro corazón para que reciban de grande manera mis pequeños benditos. Sean en Humildad, sean en Obediencia, sean en Paz y en Tranquilidad mis pequeños benditos.
Cosas grandes vienen para toda la Humanidad, algunas buenas, algunas malas; mas tú has de decir: “quiero puras buenas”. Más asimismo, os lo dice vuestro Jesús amado, no todos los que prevalecen en Mi Regazo Bendito llevan Bondad. Así como existe La luz, existe La Penumbra, y así como existe La Bondad, también hay Maldad en el Valle Terrenal mis pequeños benditos. Mas Yo estaré con vosotros siempre y cuando tú me abras vuestro corazón, y te tomes de Mi Mano para guiarte a donde serás en Protección, y nada ni nadie te tocará, mis pequeños benditos, ni te dañarán. Guía tú calza junto a la Mía, y sano y salvo seréis; abre tu corazón y escuchareis el Palpitar del Mío, mis pequeños amados.
Contempla con los ojos espirituales y siente con tu alma, toca tu pecho y siente el palpitar de vuestro corazón, que asimismo estaremos en comunicación el uno con el otro. No hagas caso omiso al Mandato Divino, sé sumiso, sé obediente, sé en humildad, mis pequeños benditos. Y llénate de mi Luz y de mi Gracia.
¿Yo os pregunto, habéis quedado conformes? Benditos sean, que por vuestra conformidad Yo entrego a Manos Llenas: toma y lleva, mis hijos benditos, que Yo deposito en tus palmos el Pan Sin Levadura, el Jergón, la Miel y la Uva. Tomen y lleven, mis hijos benditos, esta Monedilla que multiplicada será en lo material. Toma y lleva de las Llavecitas del Trabajo. Mas Yo entrego a todos por igual, a quienes en espíritu se encuentran presentes, más su envoltura está en su labor y en su materialismo, pero de corazón han deseado estar ante Mí, llegue hasta ellos Mi Rocío. Más aquellos que me han dado de la espalda, Yo les he entregado el perdón, mis pequeños benditos y bienamados.
Tomen y lleven de Mi Bendición: + en el Nombre que Sois el Padre + en el Nombre que Sois el Hijo + y en el nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo.
No os digo el adiós, porque pronto vendré con Mi Ejército Bendito, a llenarlos de Mi Luz y de Mi Gracia.
Mi Paz sea con vosotros.
(Canto: “Adios Oh Padre, todos nos vamos…”)