Cátedra Abril 2018

Montaña, Cátedra Abril 2018

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Padre Eterno Jehová-Yahveh, Señor de los Ejércitos

Canalizado por: Hermana Concepción

El Ojo de mi Divinidad es entre vosotros. El Ojo de mi Divinidad es entre vosotros. Ojo de mi Divinidad es entre vosotros. Y he aquí, a tu Padre amado delante de vosotros.

En Alba bendita llena de Gracia, no viene a preguntar tu Padre amado qué puedes esperar de Mí, Pueblo amado de Israel. Os vengo a preguntar qué puedo esperar de vosotros, oh Humanidad entera.

Contempla lo que has hecho, mas en verdad os digo, que sois andando pero en retroceso ¡oh Humanidad entera, oh Pueblo bendito de Israel!

Os dicen vuestras religiones que terminándose están los tiempos, en verdad os dice vuestro Padre, son Eras las que se acaban, porque vosotros seguiréis en el padecer por que así vosotros lo habéis pedido, mis hijos benditos y bienamados.

Allá vosotros con el Tiempo más, que vienen pidiendo para cada uno de ustedes, mis hijos benditos y bienamados.

Contempla Elías a tu ovejal amado, que descarriado es. Contempla María a este Pueblo de ingratitud que haciendo derramar esas lágrimas, nuevamente como tiempos atrás lo hicieren. Tiempo pides para ellos, Tiempo Yo te daré, mas allá vosotros mis hijos benditos.

(Canto: “Padre nuestro que estás en los Cielos…)

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro

Canalizado por: Hermana Concepción

Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección, así a la de Jacob y de allí a vuestro propio Entendimiento Humano.

Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este Bendito Redil Sacrosanto. Tomad de vuestro banquillo, Congregación Amada, Pueblo bendito de Israel, y escuchad con atención mi Consoladora Parábola.

En verdad contemplo, corazones de buena voluntad, que sois apagados en aquella alegría al recibir a mi Padre amado, porque no los contemplo con el júbilo, con la algarabía, sino en el apagose mis hijos benditos. Mas benditos sean los unos y los otros, que regocijado sea vuestro corazón de recibir un alba más en el Haz Terrenal, porque Yo les doy de la bienvenida, y en verdad os lo dice vuestro Padre: Mi Corazón lleno de júbilo es de recibirlo, mas así mismo no contemplo la misma emoción en cada uno de vosotros, porque los vengo contemplando apagados en tristeza y en desolación, Pueblo amado de Israel. Mas benditos sean los unos y a los otros, que sin distinción alguna de Raza, ni Credo, ni Color Yo los recibo a todos por igual, porque todos sois mis hijos, mis benditos hijos, que desde primera hora preparándose sois para venir a recibir la consoladora parábola de amor, para regocijar vuestra envoltura y regocijar vuestro corazón.

¡Abran de par en par cada uno de vuestros corazones, mis hijos benditos y bienamados! Contemplen en verdad que vuestro corazón es como aquel condominio en el que has de recibir de grande manera a todos y cada uno de los miembros que han de habitarla. En verdad os lo dice vuestro Padre: ¡ábrelo de par en par! para recibir a aquellos huéspedes de Amor, de Paz, de Rectitud, de Fortaleza, de Tranquilidad, de Sabiduría; mas cierra aquellas portezuelas a aquellos huéspedes que solo han de traer vanidades, egoísmos, aquellos que han de traer sosiegos, mal palabrerío, mis hijos benditos y bienamados.

Mirad y contemplad que todo aquello alberga en vuestros corazones, mas así mismo os lo dice vuestro Padre: Abridlo de par en par, para que seas saliendo lo que tenga que salir, y sea entrando lo que ha de llegar, mis hijos benditos y bienaventurados.

Aparta la Soberbia, que es lo que abunda en vosotros y que no permite la Paz y la Tranquilidad. Contempla en verdad, los pedruscos que contemplas a vuestros pasos, son por esa soberbia que llevas a cuestas, mis pequeños hijos. Mirad y contemplad, os lo dice vuestro Padre, en preparación puedo contemplar a mis hijos amado.

Mas cuántos de vosotros habéis decidido seguir a vuestro Maestro; mas así mismo diste tres pasos hacia el frente, y cinco en retroceso, porque contemplaste que la carga era cuan pesada que no podrías con ella. Así mismo os lo dice vuestro Padre, el camino recto es más pesado, mis hijos benditos que aquel en el que has de encontrar esas curvas, porque será ligero pero no encontrarás la Luz. Mira el camino cuán largo es y cuán pesado, pero estaré Yo allí con vosotros para tomarte de la mano, enjugar el sudor de vuestro frontal, limpiar la calza ensangrentada, para que seas siguiendo adelante el sendero que ha sido trazado para vosotros.

No te quedéis en el camino, contemplo tu cansancio, contemplo tu agonía, contemplo tu dolor. Mas contempla tú, la Luz que te espera el final del sendero, que abrigará tu envoltura y te llenará por dentro y por fuera, mis hijos benditos, porque nada más te hará falta; porque aquello que encontrarás será de Paz y de Tranquilidad, será el confort que tanto necesitas y con cuanta exigencia me has pedido, mis hijos amados.

Llega al final, os lo dice vuestro Padre, y no detengas tu calza, porque en el camino encontrarás la falsedad y la mentira, contemplarás aquellas piedras brillantes que te deslumbrarán y pensarás que has encontrado lo que tanto anhelabas. Pero en verdad os digo que es un espejismo, mis hijos benditos, porque la Luz solamente la encontrarás al final.

Analiza, analiza los que dice vuestro Padre, mis hijos benditos y bienamados. Mas la Luz te espera y te aguarda, no detengas vuestra calza con los falsos profetas, no detengas vuestra calza queriendo levantar a aquel que solo quiere que le estires la diestra para que ocupes su lugar. Mirad y contemplad, mis hijos benditos, que si has de levantarle a aquel que se encuentra caído, pero Yo indicaré, corazones de buena voluntad, quién será agradecido y quien quiere que solamente ocupes su espacio, y te quedes allí tirado mientras él prosigue.

No confíes en el falso profeta, porque te maravillará en el instante mismo, en que escuches su plegaria. Por ello es que te digo y te insisto en todo momento, prepárate en verdad, mis hijos benditos, y no dormites. A la alerta, a la alerta, mis hijos amados. Porque el enemigo se encuentra ma cerca de lo que tú puedes imaginar, mis hijos benditos. Puede ser tu propia sombra, mis hijos amados, por ello en la Preparación debes de encontrarte; por ello debes de preparar tu ojo visor, por ello es que te indica tu Jesús amado, en plegaria abriendo vuestro corazón y no tomando aquellos falsos libros, que hechos sois por la mano del hombre. Abre vuestro corazón, eleva vuestra plegaria, lo que salga del fondo de vuestro corazón, ello es lo que he de escuchar. Porque aún cuando dormitares con el librillo en el palmo, no te he de escuchar, porque ciertas son las parábolas que vienen escritas, pero muchas de ellas turbadas sois por la mano del hombre. Mas bendito y alabado eres en verdad, os lo dice vuestro Jesús.

Vosotros que en el andar sois, en estas benditas albas, que para vosotros en el Haz Terrenal fueron de reflexión. Mas así mismo os lo dice vuestro Padre, en este instante y en este momento: ¡Benditos sean aquellos que ocuparon un instante mismo para abrirme su corazón y darme las gracias por haber dado la vida por vosotros! Porque Yo no pedí siete lustros, ni cinco, ni tres… ni uno solo, solo un par de minutos para dialogar conmigo mismo, de Corazón a corazón y de Espíritu a espíritu, porque no es mi Voluntad que llenes de llagas vuestra envoltura, que lastimes vuestras calzas, vuestras rodillas. Porque no es mi Voluntad, que castigues vuestro estomagillo prohibiéndole la alimentación, mas así mismo, sólo un par de minutos bastan para que me abras vuestro corazón y te comuniques conmigo, mis hijos benditos y bienamados.

No pido más, pero vosotros sois como aquellos labriegos, como aquellos que dijeron seguirme en lustros atrás, a los cuales pedí orar conmigo y se perdieron en el letargo, profundo fue su sueño y no fueron capaces de orar un instante con su Jesús amado. Y así vosotros mismos en estos tiempos hacéis, que no tenéis un minuto para orar conmigo, mis hijos benditos y bienamados. Mas benditos sean en verdad.

Miraste mi sangre derramada en aquellos tiempos, y fue por vosotros mismos, en verdad os te digo que en este instante, volverías a contemplar mi sangre derramada en estos instantes si con ello Yo tuviese la certeza de que toda la maldad acabaría en ese instante.

Mas así mismo, mis hijos benditos y bienamados, no acabará porque sois corrompidos vuestros corazones, porque mirad y contemplad cómo gozas haciendo el mal, cómo gozas mirando la sangre derramada de vuestros semejantes, y así gozarías al ver la Mía en estos instantes porque es débil vuestro corazón, porque eres incrédulo, porque eres sordo, porque eres mudo y ciego. Tú que presumes de ver, tú que presumes de escuchar, y tú que presumes de balbucear aquellas palabras, no eres capaz de abrir vuestra gargantilla para dar un sano y un buen consejo, porque para tí es más fácil gritar y blasfemar, juzgar a tu semejante que darle un sano y un buen consejo. Porque para vosotros es más fácil levantar la mano y dejarla caer con fuerza ante tu hermano para lastimar su envoltura, que estirarla de buena manera para levantarle del hoyo en el que se encuentra.

Sella vuestros labios si no tienes algo sabio que decir, os lo dice vuestro Padre. Si te di las cuerdas bucales, no fue para que blasfemaras, no fue para que solamente la hicieras sonar cuando así se te ocurriese, sino para que entregues Sano y Buen Consejo, palabras de Amor. Sé humilde, mis hijos benditos. No escucho al que grita más, mis hijos amados, sino al que sabe hablarme en verdad; porque mis oídos se cierran al escuchar tus lamentos y tus gritos, mas mis oídos se abren de par en par para cuando solamente tienes palabras de amor para tu Hermana Humanidad, para tí mismo. Bendito seas en verdad.

Elévense vuestras plegarias mis hijos benditos, y no lo pido toda el alba, solamente al abrir y al cerrar el alba, es el único instante en el que lo pido y sólo bastan un par de minutos, no horas, ni días enteros. No hagas caso omiso a mi plegaria, mis hijos benditos y bienamados.

Heme aquí ante vosotros, una vez más, en Alba Bendita llena de Gracia, del mes de abril del año del Hombre 2018, en el que se cumple un lustro más en que levantadas sois estas cuatro paredes para recibir a la multitud entera, porque aunque tú no lo creas, grandes guerreros vienen hacia aquí. Así mismo, contempla y se marcha, porque no contemplan la Fraternidad entre vosotros mismos, porque entre vosotros mismos sois juzgándose los unos a los otros.

Yo no vengo a gritarles, en qué momento has visto o has escuchado que Yo os grito a vosotros y hablo con mal palabrerío, aún cuando no sois mis pupilas en alegría por lo que vienen a contemplar, aún cuando mis auriculares no desean escuchar lo que vengo escuchando de vosotros, aún cuando contemplo vuestro corazón, no vengo a gritaros, no vengo a levantar la voz, porque eso no es lo que vengo a escuchar de vosotros. Escucha y analiza, corazones de buena voluntad.

Contemplando he de ser vuestros palmos, y en verdad os digo, que vanos sois. Cuántos lustros han transcurrido en que les confié estas cuatro paredes, y no hablo sólo de uno, sino de todos a la vez porque todos sois uno solo. Siempre os he dicho, no es más uno que otro, ante tu Jesús Bendito todos sois iguales; no va a hacer más una labor uno que el otro. No va a limpiar la Escala uno si no la limpia el otro; no va a limpiar el Pórtico uno si no lo hace el otro, porque todos tenéis la misma potestad, mis hijos benditos y bienamdos. Y contemplo vuestros palmos vacíos, desde el primero y hasta el último, porque sois cerrando vuestro corazón y porque caso omiso habéis hecho a mis plegarias amadas. ¿Qué puedes esperar de Mí, si todo cuanto Yo he esperado de vosotros, se ha esfumado como el agua entre los dedos, mis hijos benditos y bienamados?, y no por ello he venido a gritar, ni a levantar de mi Voz, ni ha decir el mal palabrerío, sino a entregar mi Perdón a todos y cada uno de vosotros.

Mas mirad y contemplad los peldaños que vacíos pueden encontrarse. Puedo contemplar al varón que trabulando sois al Solio Bendito, y es el que ascendiendo es; mas vosotros se habéis quedado a mitad del camino, porque no contemplo vuestra labor ni del uno ni del otro. Mas Yo les perdono en verdad, y trabajad mis hijos benditos porque no estaréis trabajando para Mí, sino para vosotros mismos, porque tenéis que llegar hasta el último de los peldaños y si no lo hacéis en esta vida, será en otra, mis hijos benditos y bienamados. ¿Me habéis escuchado? Mas no temiendo han de ser.

¡Pedro bendito!, acercadme tus Óleos Benditos. Mujer amada, acércate sin temor, sangre de mi sangre, de la materia por la cual comunicándome sois. Sin temor alguno, postrada ante mi Planta amada, has de ser pequeña amada. Bendita y alabada eres en verdad, mas es a tu doncella a quien he llamado, pero aún así Yo te recibo de grande manera: Fuerza y Fortaleza Yo te entrego mujer, porque abriendo las portezuelas eres de grande manera; mas así mismo has de contemplar vuestra gargantilla y no elevar la voz, siempre con Suavidad y con Amor seréis hablando a todo aquel que venga a recibir de mis grandezas y maravillas. Contempla al que fue tu compañero, cómo era lleno de Paz y Tranquilidad y así quiero contemplar en ti misma, corazón amado. Abrirás las Puertas de par en par y no juzgarás ser viviente en el Haz de la Tierra para que así mismo puedas subir a un peldaño más. Tomad y llevad, pequeña bendita, de tu calza hasta tu crisma y de crisma hasta tu calza, limpia has de ser porque es mi Voluntad. Bendita eres.

Acércate, pequeña amada. Yo te pregunto: ¿Habéis de seguirme con Fe y con Amor? Yo te pregunto: ¿Limpio llevarás vuestro corazón y seréis tratando a tus semejante y hermano como si fueses tú misma? ¿Apartaréis la vanidad y la soberbia, serás humilde ante los demás, pequeña bendita y bienamada, llevarás sano y buen consejo, alejarás egoísmos vanidades, avaricias, serás limpia y pura desde tu crisma y hasta tu calza, mi pequeña bendita? No matarás ser vivo del Haz de la Tierra, corazón amado; no blasfemarás de vuestros hermanos porque no es esa mi Voluntad, y siguiendo mi calza has de ser en todo momento y en todo instante. Yo te pregunto, ¿sois dispuesta?… No temiendo has de ser, hacedme presentes vuestros Óleos. Bendito sois. Limpiando y desmanchando con estos Aceites he de ser a esta pequeña: Sois limpiando y desmanchando de grande manera, desde vuestro crisma y hasta vuestra calza. Marca Divina has de llevar, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. La Fuente de la Gracia Divina en el Nombre que Sois el Padre, el Hijo y la Luz Divina del Espíritu Santo. Martha será tu nombre, y de aquí en adelante, reconocida por Mí con ese nombre has de ser. Luz y Gracia. Fuerza y Fortaleza has de llevar, y guiando a todos los tuyos por el sendero de Paz y Tranquilidad de Luz y de Gracia; jamás enviarás a alguno de tus hermanos por el camino equivocado, sino por el mismo en que tú vas. Luz y más Luz y Gracia Divina, contempla aquí otra más, Pedro bendito, para el servicio de tu Jesús amado. Levanta vuestra calza, pequeña mujer, y sigue a vuestro Maestro.

¿Qué puedo esperar de tí, Pedro bendito?

Bendito y alabado seas, Pedro amado. Tomad y llevad Sabiduría y Entendimiento para que siguiendo adelante seas y sacar adelante al Pueblo bendito de Israel. Levanta vuestra calza y sigue a vuestro Maestro. ¡Benditos y alabados sean!

Habréis de empezar con el doctrinar, primeramente con los tuyos, porque si ni de los mismos tuyos sois creyendo en Mí, qué puedo esperar de la multitud entera. En alba bendita llena de Gracia es para que los mismos de tu sangre estuvieran presentes para sí mismos, llenar de alegría mi Casa de Oración, pero todo se va apagando. ¿Dónde se encuentran aquellos canastos llenos de frutal, que has de repartir entre las multitudes? ¿Dónde puede encontrarse el pan que he de multiplicar para los pueblos benditos de Israel? Mas benditos sean, porque sois vosotros en retroceso, mis hijos benditos y bienamados, pero perdonados sois en alba bendita llena de Gracia, y hacer las cosas para bien y no para mal, mis pequeños hijos.

Bendecido ha de ser, todo aquello que has preparado, porque contemplo vuestro mesar engalanado. Poco o mucho que hayas puesto para sustentar a quienes se acercan a pedir el pan de cada día, en multiplicación ha de ser de grande manera, mis pequeños hijos.

Acercadme la Fuente por Caridad. Bendito seas: ¡Aguas del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas seréis y convertidas en Bálsamo de Sanidad! Aquel que tomaré de ellas, sano y salvo será porque esa es mi Voluntad.

Vuestro ramaje, bendito seas. Florecillas hurtadas del Jardín de mi Madre, entregarán el rocío, primeramente a la Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea este rocío derramado a vuestras aguas, antorchas. Sea este rocío a vuestras monedillas, amuletos y todo aquello que has traido. Sea este rocío a las lejanas y cercanas comarcas. Sea este rocío a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío a los caminos y caminantes. Sea este rocío, a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos con culpa y sin ella; aquellos que lleven la culpa, pagado seréis su dolor y fortalecidos seréis en su padecimiento. Sea este rocío a vuestros campos y campesinos que entregando seréis el sustento vuestra Hermana Humanidad. Sea este rocío a todo cuanto me haces presente, a todo ser viviente en el Haz de la Tierra. Será este rocío a toda la Humanidad Entera para que sea tranquilizando a vuestros corazones. Sea este rocío a mis Pedestales, sea este rocío a mi Pueblo amado de Israel, a la Congregación amada. ¡Llegue a vuestras chozas y a quienes habéis dejado en ellas! sea cumplida mi Voluntad. Hecho ha sido Pedro amado.

Benditos y alabados sean, mis hijos amados. Os lo vuelve a decir vuestro Padre, no detengas vuestro camino, sigue adelante, sigue vuestro andar, no des marcha atrás, porque contempla cómo es que todo se encuentra a vuestras espaldas; sigue adelante, no te detengas mis hijos benditos y bienamados. Si caes no temas, que Yo estaré allí para levantarte. No temas jamas de lo que han de contemplar vuestras pupilas. Aquel que cree en Mí, sano y salvo será y llegará al final.

Grandes cambios vienen para vosotros, a la alerta, a la alerta y no dormitéis. recordad que vosotros que me conoces, seréis como el Roble para dar cobijo y sombrío a vuestra Hermana Humanidad. Mas así mismo, seréis también el Consejero Espiritual, que sean abiertos vuestros labios para enseñar mi Obra Bendita, para entregar palabras de Amor, mis hijos benditos y bienamados. Contempla a la Humanidad, cómo corrompida se puede encontrar, y eres tú quien puede ayudarle a salir adelante. No seas tú el que quiere sanar enfermedades, mis hijos benditos y bienamados, porque aún no tienes la Potestad para hacerlo, pero sí entregar Sanidad para su espíritu con el sano y buen consejo; y si el espíritu se encuentra sano, la envoltura lo estará también, mis hijos benditos y bienamados.

Yo les pregunto, ¿habéis quedado conformes? Benditos sean, que por vuestra conformidad Yo les entrego a Manos Llenas: Tomad y llevad del Pan sin levadura, del Jergón, de la Miel, de la Uva. Tomen y lleven mis hijos benditos estas monedillas que multiplicadas han de ser en lo material. Tomad y llevad, mis hijos benditos, la Fuerza y la Fortaleza para seguir adelante, mis hijos amados. Un rayo de Luz postro entre vosotros para que sean siguiendo adelante y no contemplen la penumbra, mis hijos benditos y bienamados.

Tomad y llevad mi Bendición: En el Nombre que Sois el Padre, el Hijo y la Luz Bendita del Espíritu Santo. Benditos y alabados sean, todos y cada uno de vosotros. No les digo el adiós, porque pronto estaré de retorno ante vosotros, mis hijos benditos y bienamados.

Mi Paz, sea con vosotros.

(Canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)