Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro
Canalizado por: Hermana Concepción
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección así a la de Jacob y de allí a vuestro propio Entendimiento Humano.
Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este Bendito Redil Sacrosanto.
Os doy la bienvenida a los unos y a los otros, sin distinción alguna de raza, ni credo, ni color, porque todos sois mis hijos, y a todos os amo por igual. Tomando sean vuestro banquillo Humanidad entera, Congregación amada, mi Nuevo Jerusalén y escuchad con atención mi consoladora Parábola de Amor para vosotros.
Bienvenidos sean, mis hijos benditos y bienamados. Heme aquí ante vosotros, en alba bendita llena de Gracia. Alba primicia del mes de febrero, del año del Hombre 2018, en que mi Aposento es ante vosotros para dar aquel calor a vosotros que lleváis el frío, para saciar de vuestra hambre para aquellos que la tienen, para entregar el agua de vida a vosotros que lleváis la sed.
Heme aquí ante vosotros, para redimir vuestros errores, mis hijos benditos. Heme aquí para sanar vuestro espíritu, tranquilizar vuestro corazón y entregarle Paz y Tranquilidad a vuestra envoltura. Contemplando sois a los unos y a los otros, vuestro espíritu, vuestra alma blanca y blanquecina ha de quedar en alba bendita llena de Gracia.
No vengo contemplando la galanura de tus vestimentas; no vengo contemplando la pureza de tus calzas, porque así mismo no es lo que a tu Jesús Divino le satisface, corazones de buena voluntad.
A tu Jesús Amado le concede el contemplar almas limpias y puras, espíritus libres de pecado y error, mis hijos benditos y bienamados. Así mismo, blancos y blanquecinos cual copos de la nieve os he de dejar en esta alba bendita llena de Gracia, mis hijos amados.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque abriéndose seréis de par en par para recibir a tu Jesús Amado. Bienaventurados aquellos, que sois tomando el banquillo para tomar con atención mi Consoladora Parábola. Bienaventurados los que preparados sois ya desde primera hora, para venir a tomar el banquillo y recibir a tu Jesús Amado, de grande manera. Porque crea el Hombre o no lo crea, en Espíritu y en Verdad, me encuentro ante vosotros, mis hijos benditos y bienamados. Materia pecadora he tomado y vengo a comunicarme con vosotros, en vuestro propio dialecto para que seas en el entendimiento, de lo que he traído para vosotros, mis hijos benditos y bienamados.
Contemplo la congoja de vuestro corazón, contemplo la tristeza en vuestro rostro, contemplo el cansancio en vuestra envoltura, contemplo también el enojo en vosotros mismos; mas por qué molestarse mis hijos benditos y bienamados, por qué molestarse de lo que acontece en vuestro alrededor, si vosotros mismos lo habéis forjado.
Mirad y contemplad, que si vosotros vais sembrando amor, amor mismo cosecharás, mis hijos benditos. Pero vas con esa lengua viperina por todo tu transitar, con el mal palabrerío les hablas a los unos y a los otros; mas Yo os pregunto en verdad, ¿cuándo es en verdad llevando esa plegaria de Amor a aquel que en tristeza se puede encontrar? Yo os pregunto en verdad, ¿cuándo has quitado el bocado de vuestros labios para entregarlo a aquel que en verdad lo necesita? Yo os te pregunto en verdad, ¿cuándo caminaste, cuando transitaste por las callejuelas y miraste quién de vuestros hermanos necesitaba aquel cobijo, y lo arropaste entre tu regazo bendito, como lo hace mi Madre con vosotros mismos?
Mirad y contemplad, cómo se encuentran las callejuelas en aquella tristeza, en aquella desolación; porque libres sois, mis hijos benditos. Porque no es cubiertas las callejuelas con mi Mano Poderosa en estos instantes, porque vienen los grandes fríos, mis pequeños amados, y vosotros mismos os preocupasteis por ti mismo y no por vuestra hermana Humanidad. ¿Cuántos de vosotros recordaron a aquellos de vuestros hermanos que se encuentran en el transitar y no tienen un hogar dónde cubrirse de la intemperie de los tiempos? Sacaste aquel cobijo y lo entregaste a vuestros hermanos amados. Mas bendito eres en verdad, porque así mismo vosotros lleváis mi propio cobijo, porque vosotros sois acercándose a mí.
Mas escucho el palpitar de vuestro corazón, mas con más fuerza escucho, corazones benditos, el gritar de vuestra gargantilla y en verdad os digo corazones de buena voluntad: Caso omiso he de hacer a aquellas gargantillas que se desgarran al gritarme que dónde me encuentro, porque Yo no escucho gargantas desgarrándose para que sean escuchadas. Yo vengo contemplando y escuchando el palpitar de vuestros corazones, y asistiendo sois al instante mismo en que escucho el llamado. Analiza, analiza lo que vuestros Jesús viene indicando, mis hijos de buena voluntad, Congregación amada y Pueblo bendito de Israel.
Tu Jesús amado no viene escuchando gritos de dolor, no viene escuchando gritos de auxilio, no viene escuchando gritos de desesperación, porque Yo he hecho el llamado a vosotros a entregar Paz y Amor, y caso omiso habéis hecho a mis Parábolas Benditas. Yo he dicho que tendáis la mano a aquel que lo necesite, y vosotros ves por sí mismos. Mas así mismo, aquel que sabe abrir su corazón, es aquel que Yo escucho y atiendo su llamado, mis hijos benditos y bienamados.
No me grites porque no te escucharé, ábreme tu corazón y allí estaré; no me llames para atender al menesteroso, pues para ello estás tú porque potestad te he dado. No me llames para atender a a aquel que se encuentra en el lecho del dolor, porque una plegaria tuya basta para levantarle del camastro. No me llames, corazones de buena voluntad, para levantar como lo hice con el Lázaro a aquel que se encuentra ya en mi regazo bendito, porque si tú Fe tuvieras en Mí, tuvieras esa potestad, pero eres vano de Fe, eres vano de Amor.
Mas llevas a manos llenas, corazones benditos, a manos llenas contemplo que llevas aquellos odios, aquellos rencores, aquellas vanidades, aquellos egoísmos y eso es lo que Yo jamás te he pedido que lleves; todo eso es lo que debes de desechar mis hijos benditos y bienamados. Todo ello no te sirve, ni te dejará entrar a mi Reino Bendito, entonces ¿por qué lo conservas?
Contempla tus manos, quién puede decirse que se encuentran blancas y blanquecinas como Yo las he dejado en albas pasadas. Contempla vuestros labios, cuales puros se pueden encontrar como Yo los deje en lustros pasados. Porque todos sois abriendo su gargantilla para blasfemar, para juzgar a vuestro semejante, para levantar la mano y querer golpear a vuestro hermano; pero ninguno de vosotros ha sido capaz de abrir vuestros labios y dar un sano y buen consejo. Ninguno de vosotros ha tendido la mano a vuestro enemigo, para sacarle de aquel bache en el que ha caído, benditos y alabados sean, mis hijos amados.
Mas así mismo, no contemples a los demás, contémplate a ti mismo mis hijos benditos; no contemples el hogar de a lado, sino contempla tu propio hogar. No contemples la vestimenta de aquel que se encuentra frente a ti, sino contempla la tuya, mis hijos benditos.
Os lo vuelvo a repetir como lo dije atrás, no es más para mí aquel que lleva las mejores ropas, ni grandes títulos, ni el que sabe más; sino vale más para mí el más humilde, el que aún teniendo a manos llenas, sabe entregarlo a vuestros hermanos, porque no se lo queda para sí mismos. Porque en verdad os lo pregunto, para qué te lo quedas, para qué lo querrás mis hijos benditos, si cuando seas llamado ante mí… nada te llevarás. Para qué quieres grandes palacios, ropas finas y engalanadas si nada de eso te llevarás. Mira y contempla que el pan de cada día no te ha de faltar, porque Yo te lo vengo entregando, mis hijos amados. Mira y contempla que he de saciar de vuestra sed, mira y contempla que he de guiar vuestro camino, mira y contempla que he de tomarte de la mano y caminaré contigo, mis hijos benditos. ¿Necesitas más?, Yo te pregunto, mis hijos amados. Si es así, riquezas te daré a manos llenas, mis hijos benditos, pero no estaré más ante vosotros. ¿Quieres oros, quieres riquezas?, Yo las puedo entregar, pero no me contemplaréis más, y de qué te han de servir las grandes riquezas si estarás vacío y solo, mis hijos benditos; porque llevaréis a tu lado la falsedad, mis hijos amados.
Analiza, analiza cada una de mis plegarias, mis pequeños amados. Tómate de mi mano, y no desistas de caminar. Largo es el camino aún, mis pequeños benditos, pero contemplarás la recompensa mis hijos benditos y bienamados.
Pueblo amado de Israel, ¿qué puedo esperar de vosotros?…
No teman corazones de buena voluntad; no es menester que abran de vuestros labios… Recibiéndote sois, corazón amado.
Bendito y alabado seas corazón amado. Que has pedido humildemente por toda tu Hermana Humanidad y has finalizado consigo misma. Bendito eres, corazón bendito, que por todo aquello que has solicitado, a manos llenas has de llevar; mas así mismo un tropiezo llevarás en tu camino, pero no temas corazón, que Yo estaré allí para tomarte de tu mano y levantarte, limpiaré de vuestras heridas y caminaremos juntos nuevamente. No temas de aquel tropiezo, porque aquel tropiezo te hará más fuerte; y adelante, adelante seguirás con los tuyos mi pequeña bendita. Tomad y llevad de mis grandezas y maravillas, y nada más faltará en vuestro hogar, porque esa es mi Voluntad Bendita.
Pedro amado, ¿qué puedo esperar de ti?
Bendito y alabado seas, corazón amado, que por aquellos pedimentos te he de entregar a manos llenas. Mas aparta la vanidad y el egocentrismo, lleva Amor, mas ten y lleva corazón de buena voluntad, que he de entregarte para ti y para los tuyos. Mas abre el Libro de la Sabiduría, corazón amado, que no prevalezca cerrado; porque así mismo, corazón bendito, he de contemplar cada vez que tú eres abriendo ese libro que te ha sido entregado corazón amado. Toma y lleva de mi Paz, de mi Fuerza y de mi Fortaleza para que así saliendo adelante seas y acercándote más a mi Luz. Tomad y llevad. Levanta vuestra calza Pedro amado, y sigue a vuestro Maestro.
Benditos y alabados sean, mis hijos benditos, que acerándose sois de grande manera; mas en verdad, os lo dice vuestro Padre: Sabiduría y Entendimiento he de entregarte a vuestros cerebros y cerebelos, corazones de buena voluntad.
No teman por el dolor que llevan en vuestras envolturas, que limpiando y desmanchando he de ser y apartándolo de tajo para que no sean sintiendo más ese dolor. He de llenar de grande manera vuestros hogares de Armonía, de Paz, y de Amor para que sean uno solo, mis hijos benditos y bienamados. Nada faltará en vuestros hogares, porque esa no es mi Voluntad.
Más mirad y contemplad, cómo es que se encuentra la Tierra donde pisas, mis hijos benditos. A punto está de desmoronarse, pero de ustedes depende que así sea, o que permanezca firme, mis hijos benditos. Escuchad, escuchad.
Mas así mismo, la unión hace la fuerza y mirad qué grandes tragedias se avecinan aún para tu Hermana Humanidad y para vosotros mismos; mas no debéis temer, mis hijos benditos y bienamados, que aquellas calamidades, estaré ante vosotros, para que no lleguen con gran furia a tocar a aquellos que tienen Fe Viva en Mí. Mas así mismo, cubriéndole seré con mi Manto Divino y guiándoles con mi Mano Poderosa al refugio de Luz y de Gracia, para que sean protegiéndose de lo que ha de venir para vuestra Hermana Humanidad.
Llénense siempre de mi Luz, llénense siempre de mi Parábola Bendita, llénense siempre de mi Amor y sean entregando todo lo que reciben a vuestra Hermana Humanidad.
Contemplo a aquellos corazones, que acudían a mi Casa Bendita y tuvieron a aquella pérdida, más en verdad os digo mis hijos benditos: No fue por dañarles, sino por hacerles un bien; mas vosotros creeis que con acudir una alba a recibir la sanación, van a quedar libres de todo mal, mas no es así mis pequeños. ¿Cuántos años humanos han vivido?, mas en verdad, cuánto dolor han acumulado en vuestras envolturas, y vosotros creen que solamente con una alba van a apartarse todo aquello que han recogido. Mas así mismo, una alba se les indicó que se encontraban libres de peligro, mas en ese momento se encontraban libres; mas al dar un paso fuera de la Casa de Oración, pueden recoger miles más, mis hijos benditos y dejan de asistir a recibir la caridad, y luego me culpan y os culpan a vosotros como materias. Mas así mismo no teman, no teman vosotros, porque Yo estaré protegiéndoles de aquellas habladurías que se avecinan para vosotros, por aquel acontecimiento, mis hijos benditos. Espero que entiendan lo que he venido a indicar, y no teman, corazones de buena voluntad.
Acercadme vuestras aguas, Pedro amado. recibiendo he de ser estas Aguas Benditas, que traídas son del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas han de ser, cual Bálsamo de Sanidad. Yo entrego una gota de mi Preciosa Sangre, aquel que bebiere de ellas, sano y salvo ha de ser, porque esa es mi Voluntad Amada.
Vuestro ramaje, por Caridad. Bendito y alabado seas.
Ramaje amado, que hurtado eres del jardín de mi Madre, limpio has de ser para entregar este rocío: Primeramente a vuestra Escala Bendita, Símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea este rocío entregado a vuestras antorchas, que serán encendidas para dar Luz a vuestros hogares. Sea este rocío entregado a vuestras estatuillas. Sea este rocío entregado a todo aquello que me haces presente, a monedillas que multiplicadas seréis en lo material, a vuestras aguas que convertidas sois en Bálsamo de Sanidad. Sea este rocío a la lejana y cercana comarca, a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío a las cárceles y presidios en los que se encuentran recluidos mis hijos. Sea este rocío amado, a los campos y campesinos que darán el fruto para saciar vuestra hambre. Sea este rocío derramado a vuestros hogares, y a los que habéis dejado en ellos. sea este rocío derramado a todos y cada uno de los seres en el Haz de la Tierra.
Hecho ha sido, Pedro amado.
Benditos sois. Derramada ha sido la Luz y la Gracia, porque abiertas han sido las nubes para derramar de mi Bendición a vosotros. Derramada ha sido el Agua de Vida, derramado a sido la Pureza. Benditos y alabados sean los que reciben de ella, porque serán contemplados por mi Pupila Divina, mis hijos benditos y bienamados.
Derrámese mi Caridad a vosotros mismos, derrámese mi Caridad a los que portan vuestra sangre, derrámese mi Caridad a mis Pedestales amados que presentes pueden hacerse. Mas derrámese mi Caridad a aquellos que por un instante me dieron de la espalda y se acercaron a recibir nuevamente de mi Luz. Derrámese mi Caridad a todos aquellos que han blasfemado contra Mí y en mi Nombre. Derrámese mi Caridad a todos aquellos que han trabulando a la Oscuridad olvidándose de la Luz y ensuciando sus palmos benditos. Derrámese mi Caridad a toda vuestra Hermana Humanidad, a todos aquellos que se encuentran a la intemperie de los Tiempos. Derrámese mi Caridad a aquellos mandatarios que solo buscan su propio bienestar y no la de la Humanidad Amada. Derrámese mi Caridad, a todos aquellos que hurtando sois lo ajeno, principalmente a aquellos que son hurtando las vidas de sus semejantes. Derrámese mi Caridad, mis hijos benditos a vosotros mismos, porque aun creyendo en Mí, contemplándome y escuchándome, me han dado de las espaldas. Mas benditos y alabados sean todos y cada uno de vosotros.
Derrámese mi Caridad a la envoltura por la cual me he venido a comunicar, que aún sintiendo mi Presencia, duda de mí. Derrámese mi Caridad, a aquellos que aún contemplando lo que he postrado ante vosotros, me dan la espalda y se marchan y jamás regresan. Mas benditos y alabados sean todos, porque Yo os perdono y os amo en Verdad.
Mas derrámese mi Caridad a aquel que blasfema en mi Nombre, mas benditos y alabados sean.
Yo les pregunto mis hijos benditos, ¿habéis quedado conformes?… Benditos y alabados sean. Que por vuestra conformidad, Yo les entrego a Manos Llenas: Mirad y contemplad todo lo que poseo para vosotros; ¡extiéndanse los manteles porque han de recibir mis ricos manjares! Tomen y lleven mis hijos benditos, tomen y lleven el Pan Sin Levadura, el Jergón, la Miel y la Uva. Tomen y lleven el Vino. Tomad y llevad mis hijos benditos, de la Monedilla que multiplicada ha de ser en lo material 7 veces 7. Tomad y llevad, mis hijos benditos, las Llavecitas del Trabajo. Tomen y lleven, la Sabiduría y el Entendimiento. Tomen y lleven de mi Amor, mis hijos benditos y bienamados. Limpiando sois vuestra gargantilla, mi pequeña bendita y bienamada. Tomad y llevad, mis hijos amados. No teman jamás de Mi Luz.
Bendecido seas Josué en un lustro más, porque bendecido serás por mi Mano Bendita, limpiada y desmanchada es tu calza para que sigas adelante, porque vuestro corazón es cuan grande, como lo es tu envoltura. Toma y lleva, Josué bendito.
Benditos sean en verdad, mis hijos amados. Les entrego de mi Bendición: En el Nombre que Sois el Padre, en el Nombre que Sois el Hijo, y en el Nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo.
Mi Paz, sea con vosotros.
(Canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)
Te felicito Omar está increíble, que bueno es usar la tecnología para nuestro beneficio,mil gracias.
¡Gracias! Entre todos podemos entregar un mejor resultado 🙂 Por nada, sigamos adelante.