Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro.
Canalizado por: Hermana Concepción
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección, así a la de Jacob y de allí a vuestro propio Entendimiento Humano.
Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este bendito redil sacrosanto. Tomando sean de vuestro banquillo Humanidad entera, y escuchar con atención mi consoladora Parábola.
Benditos sean y alabados sean, mis hijos amados, que bienaventurados sois los que asisten a escuchar mi Parábola, porque bendecido seréis con mi Mano Amada. Benditos y alabados sean todos y cada uno de vosotros, sin distinción alguna de Raza, ni Credo, ni Color, porque todos sois mis hijos y a todos os amo por igual, porque no he venido a hacer distinción alguna de Raza, ni Credo, ni Color, mis hijos benditos y bienamados.
Mas mi mayor gozo, hijos benditos y bienamados, no es contemplar cuántos asisten a la Casa de Oración; mi mayor gozo no es contemplar, corazones de buena voluntad, cuántas ofrendas vienes a hacerme presente; mi mayor gozo, corazones amados, no es contemplar el tamaño de las sinagogas, mis hijos benditos y bienamados. Mi gozo es, en verdad, contemplar la Fé viva y grande que posees ante mi Enseñanza Bendita, mis hijos amados. La Fé viva que posees ante mi Madre Amorosa, la Fé tan grande que llevas hacia mi Doctrinar y hacia tu Jesús amado, ese es mi mayor Gozo: vuestra Fé, mis hijos benditos y bienamados. Mas no así mismo contemplar que de mala manera vienes a acercarte, a la Choza que he forjado para vosotros, mis hijos benditos y contemplar en verdad que vienes por obligación y no por aquella Alegría en vuestro corazón, mis pequeños hijos benditos y bienamados.
Dejad, mis hijos benditos, que fluya tu esencia en el Haz Terrenal, mis hijos benditos. Contempla a qué has venido a la Tierra, a qué he dejado tu esencia y tu presencia en este mundo, mis hijos benditos y bienamados. Tómate de la mano del Espíritu Santo y guía tu sendero hacia Él, para que juntos sean uno solo, corazones de buena voluntad, y sea contemplándoles en Verdad por el sendero de Luz y de Gracia.
Contempla en verdad, que la vida y la muerte sois así brotando de vuestros labios, corazones amados y benditos. Porque sois así, corazones amados, de vuestra gargantilla sacando la blasfemia, la mentira, corazones amados. Contemplar en verdad, que de una una sola fuente no puede brotar el agua dulce y amarga a la vez; así mismo de vuestros labios no puede fluir palabras obscenas, palabras blasfemas, como las pueden fluir esas parábolas dulces de amor y caridad para vuestra Hermana Humanidad, mis hijos benditos y bienamados. Dejad que fluyan, corazones benditos, a lo que has venido al Haz Terrenal y a lo que prevaleces en él. Lo demores la labor que te he encomendado, mis hijos benditos, porque en el arrepentimiento has de ser, os lo dice vuestro Maestro. No detengas veustra calza, mis hijos benditos, basta de excusas, mis hijos amados.
Contemplar en verdad que Tiempo te he dado, y Tiempo he pedido para vosotros, mas en verdad os dice vuestro Padre: cuántos segundos tiene un minuto, cuántos minutos tiene una hora, cuánta horas tiene un día, cuántos días tiene una semana, cuántas semanas tiene un mes, cuántos meses lleva un año, cuántos años has vivido en el Haz Terrenal…
Pues todos esos segundos he dado de Tiempo, corazones benditos y bienamados, y vosotros ¿cuánto Tiempo has dado para Mí? ¿Cuántos segundos has dado para la Enseñanza Espiritual? ¿Cuántos minutos has escuchado mi Parábola? ¿Cuántas albas has presenciado mi Esencia ante vosotros? ¿Cuántos lustros, corazones de buena voluntad, estás dispuestos a escuchar?
Analiza, analiza, cada una de las Plegarias que tu Jesús Amado trae para vosotros. ¿Qué esperas para enmendar tu corazón, qué esperas para enmendar tu camino?, porque te vales de lo material y en verdad os digo, ¿cuánto posees y cuánto os llevarás consigo mismo, corazones de buena voluntad? Porque vale más para ti la palabra de tu semejante, que la de tu Jesús Amado; porque le das más valor a la monedilla material, que a la que Yo te vengo a entregar en lo Espiritual. Porque le das más valor a la vestimenta, que con cuántos sacrificio vas envolviendo en tu envoltura, que al Ropaje Engalanado que Yo postro para vosotros. Porque das más valor al alimento que con cuánto sudor de vuestro frontal vas llevándote a los labios, que lo que Yo te vengo a entregar para saciar vuestra hambre. Porque das más valor a las aguas que sacan vuestra sed, cuando así mismo Yo vengo a darte el Agua de Vida, mis hijos benditos y bienamados. Y así mismo, me preguntas, por qué envío tanto y tanto dolor al Haz Terrenal. Yo no lo envío en verdad, os dice vuestro Padre, eres tú mismo, quien lo va forjando mis hijos benditos y bienamados; no me culpes a Mí de vuestras desdichas, no me culpes a Mí de vuestras desgracias, no me culpes a Mí de vuestros problemas. Heme aquí ante vosotros, ¿qué tienes que recriminarme, mis hijos amados? si todo cuanto Yo te he dado, lo has destruído. Te he dado mi Amor, y has hecho caso omiso a él, porque te gusta el dolor, mis hijos benditos. Me has pedido, en abundancia, corazones de buena voluntad, y cuando lo has tenido lo derrochas, mis queridos hijos y benditos. ¿Qué más puedo hacer por vosotros, si todo cuánto te he dado, lo hechas en saquito roto, mis pequeños benditos y bienamados?
Mas os dice vuestro Jesús: perdonado has sido en estos instantes, porque vas error tras error y no enmiendas vuestro sendero; porque das más valor al qué dirán vuestros semejantes, porque das más valor a lo material, porque das más valor a vuestra choza, porque das más valor a los tuyos y a los que no son tuyos.
Y en verdad os dice vuestro Jesús, ¿qué no sabes que está en mis Manos que todo caiga en cenizas y te quedes con los palmos vacíos? Entonces si recordarás que existe tu Jesús, llorarás y estarás en el mesar de cabellos, gritarás de voz en cuello, y no te escucharé. ¿Qué más quieres, mis hijos benditos?
Contempla los movimientos terrenales, y aún así sigues en tu propio albedrío. Contempla al Astro Rey, cual furia desatada viene a traer para vosotros sus rayos, y aún así, no te contemplo en Plegaria… Mas benditos sean, os dice vuestro Jesús Amado.
Contempla el derramar de lágrimas de mi Madre, contempla la agonía de Elías, contempla mis brazos allagados por estar sosteniendo el Hilo del Luz que aún los sostiene, mis pequeños hijos benditos…
¿Qué esperas, corazones de buena voluntad? Cuánto Tiempo más, he de pedir para vosotros, y cuánto tiempo más he de poder sostener, mis hijos amados.
Os dice vuestro Padre: no esperes y aguardes más, es este el instante, es este el momento, en el cual has de levantar vuestra calza y seguir a vuestro Maestro. Abrir vuestros labios y no para blasfemar, sino para dar Sano y Buen Consejo. Haz de abrir vuestros labios, para implorar Misericordia por vuestro Mundo, por toda tu hermana Humanidad y por lo que ha de venir. Cumplido es lo que escrito estaba, y así mismo seguirá cumpliéndose.
Contempla en verdad cómo blasfemando sois de los rayos solares, cuando vosotros mismos lo han provocado. Mirad y contemplad, que así mismo blasfemarán de las aguas y de cada uno de mis elementos amados. Mas tu Jesús bendito seguirá entregando el perdón a todos y cada uno de vosotros. Benditos sean en verdad, os lo dice vuestro Padre.
Apartadte de la oscuridad y no blasfemes más de vuestros hermanos; si los contemplas en el error, no los juzgues, sino ayúdale a salir adelante; no los ensucies más porque suficiente es con el fango que trae cada uno de ellos encima, para que a ti, tú mismo seas echando más y más con ese mal palabrerío. Abre vuestras pupilas Espirituales, abre vuestro corazón para que seas recibiendo mi Esencia, y abre vuestra gargantilla para emanar parábolas de dulzura y amor. Cumpliese mi Voluntad en todo instante, y no la misma de vosotros, mis hijos amados y benditos.
¿Qué puedo esperar de ti, Pedro amado?
Bendito y alabado seas, Pedro amado. Que fluyan de vuestros labios parábolas de Amor y de Caridad, y no temas, que contemplo la tristeza que habita en tu corazón por aquellos que se sienten líderes, porque entre más tienen más quieren; están llenos de poder, mas enverado os digo Pedro bendito: mas les valiere no haber cometido tanto error, porque así mismo, estarán –corazón bendito y bienamado–, y tropezando con aquel pedrusco de penumbra y oscuridad, del cual no encontrarán salida alguna, pero no temas varón amado. Contemplo tu tristeza y tu dolor, varón bendito, y Fuerza y Fortaleza Yo te entrego, porque así mismo, te hará falta y las ha de necesitar para lo que ha de venir. Toma y lleva, corazón bendito, y no temas que fortalecido has de ser. Levanta vuestra calza y sigue a vuestro Maestro.
No teman, corazones de buena voluntad, que cada uno de vosotros ha de llevar lo que tanto ha sembrado, corazones benditos. Mas pidan el perdón, por aquellos de vuestros hermanos que viven en el error, en la avaricia y en la vanidad, porque son los peores pecados que puede haber en el Haz Terrenal. Mas no los juzguen, y no blasfemen, sino pidan el perdón porque aquellos de vuestros hermanos no saben lo que hacen, y en arrepentimiento han de ser, mis hijos benditos y bienamados, porque han de cosechar lo que han sembrado, en verdad os lo digo, mis hijos benditos.
Mas vosotros que abrid vuestro corazón, enmendarse en verdad y limpiar vuestro sendero para que no seas enfangándose más, corazones amados, y no teman, porque mi Luz prevalecerá entre vosotros, mis hijos benditos.
Qué puedo esperar de vosotros, Pueblo de la Jerusalén.
Recibiéndote sois, corazón amado… bendito y alabado seas corazón. No temas, corazón bendito. Contemplo cada uno de los pedruscos que se encuentren en vuestro camino, corazón amado, y en verdad os digo que limpiándose es vuestro corazón y vuestro espíritu. Prueba has pasado, corazón bendito y no has blasfemado en mi contra, ni un solo momento, ni un solo instante, sino prevalece vuestra Fe, aún con vuestros errores que has cometido, corazón, sigues con esa Fe viva en tu Jesús Bendito, y eso corazón amado, ha de tener sus privilegios. No temas tu corazón, una prueba más has de pasar, corazón bendito y de ahí contemplarás la Luz, corazón amado… no temas. No temas corazón, enjuga vuestras lágrimas mujer, y no temas, contemplo en verdad todo y cada uno de los que me haces presentes. En verdad os digo, que no es culpa de las inocencias, sino lo que alrededor de ellos puede encontrarse, aquellos aparatillos y aquella fuerza de voluntad de cada uno de vosotros, porque sois de aquellos de vuestros vástagos, imitando lo que contemplan a su alrededor. Mas no temas, corazón bendito y bienamado, que Yo estaré al pendiente de ese corazón para que sea creciendo por el recto y buen camino y por cada uno de los tuyos, llenaré de Luz tu hogar y el de ellos, corazón amado. Tomad y llevad de mis grandezas y maravillas, y no temas corazón bendito. Levanta vuestra calza, y sigue a tu Maestro. Benditos sois, corazones amados.
Acercadme de las aguas, Pedro bendito. Bendito y alabado seas, corazón amado. Yo les recibo en verdad:
Aguas Cristalinas traídas del Río Jordán, las limpio y las desmancho y convertidas han de ser en Bálsamo de Caridad, derramo una gota de mi Sangre Bendita, aquel que tomara de ella Sano y Salvo será, porque esa es mi Voluntad. Acedme presente vuestro botón. Bendito seas.
Derramando estas aguas he de ser, primeramente a vuestra Escala, símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea derramado este rocío a vuestras lejanas y cercanas comarcas. Sea este rocío derramado a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío a los caminos y caminantes, que llegarán a vuestro destino que esa es mi Voluntad. Sea este rocío derramado a vuestros campos y campesinos que sois trayendo el sustento para tu hermana Humanidad, Fuerza y Fortaleza les entrego para soportar al Astro Rey. Sea este rocío derramado, a las cáceles y presidios en que se encuentran recluidos mis hijos, con culpa y sin ella. Sea derramado este rocío, a tus aguas, aceites, antorchas, y todo lo usaréis para la Luz y no para la Oscuridad. Sea este rocío bendito, a tus monedillas y amuletos que usados han de ser para provisión de los tuyos. Sea esté rocío derramado a mis Pedestales amados que presentes pueden hacerse para su preparación amada. Sea este rocío a la Congregación Bendita y al Pueblo Amado de Israel. Y este rocío llegue a vuestros hogares y a los que habéis dejado en ella.
Hecho ha sido, Pedro amado.
Levanta vuestra calza, corazón bendito y bienamado.
Id por el camino recto, corazones de buena voluntad, y no pongas más pretextos al cumplimiento de la enseñanza, porque no es a mí a quien me estás mintiendo, sino a vosotros mismos, corazones de buena voluntad.
Recordad que más tardas en parpadear cuando Yo sé lo que has de hacer, sé lo que va a emanar de vuestra gargantilla, corazones amados, pues Yo te forjé, mis hijos benditos, y sé cada paso que has de dar, contemplo el palpitar de vuestros corazones, a tu Jesús amado no lo puedes engañar, de tu Jesús bendito no te puedes esconder… no te engañes más y no blasfemes: sé en Amor y en Rectitud. Haz que te recuerden tus semejantes porque hiciste el bien y no porque blasfemaste, mis hijos amados. Vive cada instante, como si fuese el último, os lo dice vuestro Jesús amado. Entrega Amor y Caridad, corazones de buena voluntad, y contemplaréis la Luz en todo momento y en todo instante.
Mas ahora Yo te pregunto, ¿habéis quedado conformes?
¡Benditos y alabados sean! que por vuestra conformidad, Yo les entrego a Manos Llenas: Tomad y llevad, del Jergón, de la Miel, de la Uva; tomen y lleven del Pan sin Levadura; tomad de la Leche y del Vino; tomen y lleven mis hijos benditos, estas Monedillas que multiplicadas han de ser en lo material; tomad y llevad de las Llavecitas del Trabajo, nada faltará en vuestro Hogar ni en vuestro Mesar, porque esa no es mi Voluntad Amada.
¡Regocíjese vuestro corazón, por todo lo que habéis recibido! Mas así mismo contemplad la dulzura con la cual Yo entrego, mis hijos benditos y bienamados.
Yo les entrego de mi Bendición: en el Nombre que sois el Padre, en el Nombre que sois el Hijo, y en el Nombre que sois la Luz Bendita del Espíritu Santo.
Llevad con rectitud a la inocencia bendita, corazones de Buena Voluntad. Y no les digo el adiós, porque pronto estaré de retorno ante vosotros.
Mi Paz, sea con vosotros.
(Canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)