Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro
Canalizado por: Hermana Concepción.
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de la Escala de Perfección y así a la Jacob, y de allí a vuestro propio entendimiento humano.
Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este bendito redil sacrosanto.
Pasen, pasen, a tomar de vuestros banquillos y escuchad con atención mi consoladora Parábola.
Benditos sean los unos y los otros, que he venido a recibir a todos y cada uno, sin distinción alguna de raza, de credo, ni color, porque todos sois mis hijos y a todos amo por igual.
Bienaventurados sean los que presentes pueden hacerse, en esta bendita alba llena de Gracia, alba primicia del mes de mayo, del año del hombre dos mil diecinueve, en el que mi Aposento es en Espíritu y en Verdad ante la Humanidad entera, ante vosotros mi Congregación amada. Benditos y bienaventurados aquellos que abren de vuestro corazón para recibir de Espíritu a espíritu de grande manera al Mundo Espiritual y a tu Jesús Bendito, que en Espíritu y en Verdad es entre vosotros.
En este bendito mes, elevando la Plegaria a mi Madre has de ser, porque este mes le pertenece. Es uno de los meses que está elegido para ser alabada mi Madre como todas y cada una de las madres de Sión. Benditas y bienaventuradas sean, todas y cada una de aquellas doncellas y mancebas, que han concebido, que han postrándose de la semilla, y que han guiado con el buen consejo, y con el buen ejemplo a todos y cada uno de sus pequeños polluelos como os así los hace llamar, mi Madre amada.
Mas benditos y alabados sean todos y cada uno de mis hijos, porque así elevaréis la plegaria y en oración podrás encontrarte, mis hijos benditos, en todo momento y en todo instante eleva la Plegaria, realiza esa oración porque esa oración es la que abrirá portezuelas, mis hijos benditos y bienamados. No desistas de elevar vuestra oración en todo momento y en todo instante cuando seas en el caminar por las callejuelas, cuando seas en vuestras labores, cuando seas en cada una de vuestras actividades, cuando seas abriendo el alba, y cuando seas así en vuestro lecho, eleva la oración, os lo dice vuestro Jesús, porque aquella oración –mis hijos benditos–, es el alimento de vuestra alma, contempla en verdad, que procurando eres la carnecita que Yo te entregué; más así mismo también procurando debes de ser de vuestro espíritu amado. Mas elevando la plegaria en todo momento y en todo instante, has de ser, mis hijos benditos y bienamados.
Trae en estos instantes y en estos momentos a todo aquel que quieras que sea bendecido, porque recordad que vuestra mente –mis hijos benditos– es tan fuerte como vuestro espíritu, mis hijos amados. Y con vuestra mente, mis pequeños amados, podréis traer a todos y cada uno de los que quieras que en este instante sean bendecidos, ya que no los puedes traer en presencia y en envoltura, mis pequeños amados; traedlos en vuestro pensamiento para que sean recibiendo de grande manera de cada una de mis bendiciones, para que sean recibiendo –mis hijos benditos y bienamados– el Agua de Vida que he de entregar para cada uno de ellos, para que seas recibiendo de mis bendiciones, de mis dones benditos, cada uno de los que tu me hacéis presente, mis hijos amados.
Bendito eres en verdad, y os lo dice vuestro Padre, no gemid y no llorad, mis hijos amados por aquel que se encuentra en el lecho del dolor, porque si la Fe grande llevas, levantando su calza será y nuevamente renacerá, mis hijos benditos, levantándose sin dolor, sin cansancio ni fatiga, mis hijos amados. Mas no gemid y no llorad, por aquel que trabulando es a mi Solio Bendito, porque en verdad os dice vuestro Padre: cerca estará de la Luz, porque vosotros que se encuentran en el Haz Terrenal, somos quienes más han de padecer, mis hijos benditos, porque están más alejados de llegar hacia la Luz, como lo sois aquellos que trabulando sois a mi Solio bendito y bienamado. Mas no temiendo por aquellos que trabulan, sino al contrario, regocíjese vuestro corazón, porque no contemplarán más las calamidades en las que vosotros os encontráis, mis hijos benditos y bienamados.
Eleva vuestra plegaria, os lo dice nuevamente nuestro Padre, por todo lo que acontece a tu Haz Terrenal. Contempla que Yo te lo entregué limpio y puro como aquel Edén, mis hijos benditos. Aquel Jardín en el que solo tenías que estirar tu brazo para así mismo, coger de aquel frutal y llevarlo a vuestros labios. Mas mirad y contemplad que arduo es el trabajo que ahora tienes que realizar para conseguir aquel alimento, mis hijos benditos. Y si ahora estás sufriendo porque no tienes el pan para llevarte a vuestros labios, en verdad os dice vuestro Padre que no es nada comparado con lo que han de padecer vuestros hijos, y los hijos de tus hijos, mis hijos benditos y bienamados, porque has destruido todo cuanto Yo forjé para vosotros, mis hijos amados; has pisoteado aquellas florecillas, has pisoteado aquellos huertos de grandes flores, has pisoteado, has hurtado y has talado de aquellos frondosos árboles, mirad y contemplad, que todo lo que Yo realicé para vosotros lo habéis destruido, mis hijos benditos y bienamados.
Contempla esos pequeños seres que tú llamas “mascotas”, cómo sois dando la vida por vosotros cuando eres acercándote al peligro, ellos sois ayudando mis pequeños porque a la defensa están. Así como esos pequeños seres, defiende tú a los tuyos de las grandes intemperies que han de venir, más defiéndete a ti mismo caminando por el sendero de la Luz y no vayas por el sendero equivocado, mis pequeños hijos.
Contempla y analiza cada una de las plegarias que traigo para vosotros, mis pequeños hijos y no eches en saquillo roto cada una de mis parábolas benditas. Analiza, analiza y sigue adelante, mis pequeños amados. No seas el juez, porque no tienes potestad para ello; sé guiando con el ejemplo mis hijos benditos. Tú no eres quién para juzgar a vuestro semejante y hermano, si quieres que ellos cambien debes de cambiar vosotros mismos, siempre sé como quieres que sean los demás para que seas el ejemplo y no seas aquel juez, mis hijos benditos y bienamados. No seas juzgando por las apariencias, adéntrate al fondo de vuestros corazones y conoce a vuestro semejante y hermano; ayúdale en verdad en lo que él necesite, ayúdale a sanar vuestra alma, ayúdale a calmar sus malos pensamientos, ayúdale entregando el sano y el buen consejo, no lo intimides, no lo menosprecies y no lo rechaces mis hijos benditos. Todos y cada uno de vosotros necesitan el uno del otro para seguir adelante mis hijos benditos, y no es más el uno que el otro: No por tus grandes estudios, o no porque no hayas cursado aquellas aulas del saber eres menos que los demás, porque todos sois iguales ante tu Jesús bendito, porque no es más el que posee más ante los ojos divinos, porque así mismo es más para tu Jesús amado el que lleva el alma pura, limpia y transparente mis hijos benditos, ellos sí sois más que vosotros mismos, ¿pero hay alguno con esa cualidad, os pregunta vuestro Padre? Pues entonces, mis hijos benditos, no seas comparandote los unos con los otros, porque ante la pupila de tu Jesús todos sois iguales.
Como lo dije al inicio, sin distinción alguna de raza, ni credo, ni color, ni buenos ni malos, porque todos habéis cometido aquellos errores, porque está permitido, porque no sabes lo que haces. Pero tu Jesús amado te es perdonando, solo te pide, te implora: que no seas más en el error, que no seas más en el pecado, que te redimas en verdad mis hijos benditos y bienamados. ¡Sigue adelante!, porque has de contemplar aquel pedrusco con el que has de tropezar y quizás hasta caer, pero no te quedes ahí tirado mis pequeños benditos: ¡levántate sacude aquel polvo, que Yo limpiaré vuestra heridas, para que seas saliendo adelante! Trabula por aquellos largos caminos, que aún es largo el transitar, mas así mismo, no elijas el equivocado, la Luz es la que te guía para saber elegir el camino adecuado. No eres más, mis hijos benditos y bienamados, contempla en lo que os habéis convertido mis hijos benditos, todos y cada uno de vosotros, aparta el temor, aparta el miedo, mis hijos benditos, actúa con la Fortaleza que Yo te entrego, sé fuerte ante las adversidades –mis hijos benditos–. No dormites en el letargo, mis hijos amados. A la alerta, a la alerta, mis pequeños benditos y bienamados.
Oh Pedro amado, qué puedo hacer por vosotros, que no haya hecho ya, qué puedes solicitar que no te haya entregado.
Bendito y alabado seas, oh Pedro bendito, sabias palabras has dirigido; mas no temas: Limpiado y desmanchado he de ser vuestra envoltura, y guiando con el ejemplo has de ser a la Humanidad entera. Toma y lleva, Pedro bendito, levanta vuestra calza y sigue a vuestro Maestro.
Benditos y alabados sean, todos y cada uno de mis hijos, y así mismo palabras del Pedro son. Prometieron seguir y no les quito las siete albas que fueron otorgadas para vosotros, solamente una alba pido para la presencia de vuestras carnes, para limpiarlas y desmancharlas y vosotros sois ausentándose de ese privilegio. Solamente un alba para ayudar a vuestro semejante y hermano por medio de la Luz, para ayudar a vuestro hermano, apartar ese dolor, esa tristeza y esa congoja, y vosotros sois ensuciándose en lo material en lugar de venir a recibir de mi Luz que ha fortalecerles de grande manera. Un alba para vuestra preparación, para que sean en unión con el mundo espiritual, y aún así sois dando de la espalda, y preferis la Oscuridad. Mas benditos sean mis hijos amados, por vuestro error, porque es más importante lo mundando que tu Jesús amado, cuando uno de los Preceptos os dice: “Amarás a tu Dios, ante que todo lo creado”, mas vosotros sois amando todo lo creado, porque es material, antes que tu Jesús bendito, porque todo has de seguir antes que a tu Jesús bendito, porque has de rechazar a tu Jesús amado por ir a ver a tus vástagos, por ir a ver a tus progenitores, por ir a la algarabía, por ir al júbilo, por ir a las callejuelas, por llenar a tus monedillas a multiplicarse y que así han de desaparecer como el agua que cae en tus manos, porque así mismo, vas a contemplar todo lo mundano porque si tus pupilas no contemplan lo material para ti no existe, porque si tus palmos no palpan, para ti no existe, y a la Casa de tu Jesús vienes a dormitar por unos instantes en que Él te viene hablando. Eres como aquellos de mis seguidores, cuando en el momento que les dije “oren conmigo” y todos se perdieron en el letargo, así vosotros.
Yo no te he prohibido el letargo, dormita cuando tengas que hacerlo, Yo no te he prohibido el júbilo y la algarabía, porque me gusta verles y contemplarles contentos y alegres, felices, mis hijos benditos; pero 365 días te di y para Mí, mis pequeño benditos, no es ni la mitad que te pido que ofrezcas. Vendría siendo solamente 5 albas de esas 365 que te he entregado, y aún así no eres capaz de estar ante Mí por lo menos entregarme tu plegaria, por lo menos abrirme tu corazón, pero cuando ves el peligro, eres lastimando tu calza, eres lastimando tu envoltura, pidiendo e implorando y a grito abierto llamándome cuando tienes el momento exacto y preciso para escucharme y recibir lo que vengo a traer para vosotros. No hagas caso omiso porque te encontrarás en lamentación, mis hijos benditos y bienamados, y no porque Yo venga a ser un Jesús de castigo, sino porque vosotros mismos van caminando por el sendero erróneo, porque van trabulando y por que van a caer en ese pozo tan profundo, en el cual no encontrarán aquella salida, porque han dado de la espalda y no han tomado aquel Faro Luminoso para iluminar su camino –mis hijos benditos–.
Mas no teman, aquellos que en verdad creen en Mí, aquellos que me abran su corazón de par en par, aquellos que Fe grande llevan, cubiertos con mi Luz en todo momento y en todo instante. Si así cayera un diluvio, vosotros permaneceréis secos desde su crisma y hasta su calza. Si aquellos fuegos fueran tan altos, que arrasaran con todo aquello que viene a su paso, vosotros seréis intactos, mas no porque Yo así lo quiera sino porque tu Fe fue más grande que aquel fuego y que aquel diluvio, mis hijos benditos y bienamados. No teman jamás de seguir mi Luz, no teman jamás de alimentarse de lo que Yo vengo a entregar para vosotros, no teman jamás de venir a recibir del agua de vida que Yo entrego para vosotros para saciar vuestra sed; teme de lo que puedas contemplar a vuestro alrededor, mis hijos benditos y bienamados. A la alerta, a la alerta os lo dice vuestro Padre, y seguid mis hijos benditos adelante.
Recordad que si tropezando eres, levántate y sigue adelante sin mirar atrás mis pequeños amados.
Entregadme de tus aguas, oh Pedro bendito. Bendito seas.
Aguas cristalinas que traidas sois del Río Jordán, limpiando y desmanchando he de ser y convertido en Bálsamo de Sanidad, aquel que bebiere de ellas, sano y salvo ha de ser porque esa es mi Voluntad amada. Vuestro ramaje, por Caridad; bendito seas. Ramaje que hurtado eres del jardín ameno de mi Madre, limpiado y desmanchando ha de ser todo cuanto sea tocado.
(Canto: “Como un astro luminoso, que del Cielo apareció…”)
Primeramente bendecido ha de ser vuestra Escala, símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea este rocío llegando a todas vuestras aguas convertidas en Bálsamo de Sanidad, vuestras antorchas, vuestra monedillas que multiplicadas han de ser en lo material, vuestros amuletos y todo cuanto me haces presente. Sea este rocío derramado a las lejanas y cercanas comarcas, a los campos y campesinos, a los caminos y caminantes, a las cárceles y presidios, a los asilos y orfanatos. Sea este rocío a los mares, lagos y ríos, a las altas y bajas montañas. Sea este rocío derramado de grande manera a todo aquel alimento que han de llevarse a los labios. A aquellas comarcas que se encuentran en desgracia y en desolación: Paz les entrego por medio de este rocío. A los altos mandatarios que tocando seré vuestro corazón para que sea sacando adelante a su pueblo y no sean en desolación. Sea este rocío derramado a vuestros hogares y a quienes habéis dejado en ellos, sea este rocío a cada uno de mis hijos presentes y ausentes.
Hecho ha sido , Pedro amado.
Bendito sois. Habéis sido entregado de grande manera, mis hijos amados, regocíjese vuestro corazón porque limpiado y desmanchado ha sido, porque en multiplicación ha sido lo que me has pedido. Pídeme y te lo entregaré, mis hijos benditos, todo cuanto vosotros os pidas, será entregado a manos llenas. Mas no me pidas lo que no mereces, en verdad, porque eso será en rechazo para vosotros mis hijos benditos y bienamados. Vosotros recibiréis lo que en verdad sois mereciendo con vuestras actitudes mis hijos benditos y bienamados, mas no temas si es mucho o es poco, porque os lo entrego de corazón, mis hijos amados.
Yo os pregunto: ¿habéis quedado conformes? Benditos sois, que por vuestra conformidad, mis hijos benditos, Yo les entrego a manos llenas. Tomad y llevad mis hijos benditos de la Miel del Jergón, del Techumbre, tomad y llevad de la Uva; tomen y lleven mis hijos benditos de las Monedillas que multiplicadas seréis en lo material. Tomando y llevando han de ser de estas Llavecitas del Trabajo que nada faltará para vosotros en vuestro hogar, ni para cada uno de vosotros mis hijos benditos. Bálsamo de Sanidad Yo entrego y deposito en vuestro frontal y en vuestro corazón para apartar la tristeza, para apartar el enojo, la ira, para apartar todo cuanto no les pertenece, mis hijos benditos y bienamados. Apártense de la desolación y de las tristezas, sean llenos de regocijo y de amor, no sean cubriéndose de la ira, sino del amor –mis hijos benditos y bienamados.
Tomen y lleven de mi Bendición: en el Nombre que Sois el Padre, en el Nombre que Sois el Hijo, y en el Nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo. La Paz sea con vosotros.
(canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos..”)