Catedra 1 Septiembre 2023

Cátedra de Conmemoración por 22 Preceptos Espirituales. 157 Aniversario

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor  Jesucristo

Canalizado por: Hermana Concepción

Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, de Escala de perfección a la de Jacob y de ahí a vuestro propio entendimiento humano.

Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda por tercera vez y los que aposentados sois ya, en este bendito Redil Sacrosanto. Toma de vuestro banquillo, Humanidad entera, que así mismo tu Jesús Amado os recibe a todos por igual sin distinción alguna de Raza, de Credo, de Color, porque todos sois mis hijos, y a todos amo por igual. Continuar leyendo “Catedra 1 Septiembre 2023”

Catedra 1 Septiembre 2022

{Conmemoración de los 22 Preceptos}

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Pastor Elías, el Anciano Venerable

Canalizado por: Hermana Concepción

¿Amas al Padre, amas al Hijo, amas a la Luz Bendita del Espíritu Santo? ¿Crees en el Padre, crees en el Hijo, crees en la Luz Bendita del Espíritu Santo? ¿Esperas del Padre, esperas del Hijo, esperas de la Luz Bendita del Espíritu Santo? Y heme aquí, ovejas y corderos, entre vosotros: el Anciano Venerable, que ha venido a traer para cada una de sus ovejas, la Paz y la Tranquilidad a vuestros corazones; y a limpiar y a desmanchar de las lanecillas que van por los senderos llenándose de podredumbre; que van por los caminos llenándose del fango, ovejas y corderos.

Bendito sean, mis ovejas amadas; que recibiendoos sois de grande manera, en Alba Bendita llena de Gracia, en la cual he de llevar a cada uno de vosotros a orillas del Río Jordán, para limpiar y desmanchar desde su crisma y hasta su calza, ovejas benditas y bienamadas, que te acercas para recibir de la Luz y la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, recibiendo sois a todos por igual. Continuar leyendo “Catedra 1 Septiembre 2022”

Catedra 1 Septiembre 2020

Cátedra de Conmemoración por los 22 Preceptos, de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro

Canalizado por: Hermana Concepción

Gloria a Dios en las alturas y Paz a los Hombres en la Tierra. Gloria a Dios en las alturas y Paz a los Hombres en esta bendita Tierra amada. Gloria a Dios en las alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad.

Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este Bendito Redil Sacrosanto. Yo les recibo a todos por igual, sin distinción alguna de raza, de credo o color, porque todos sois mis hijos y a todos os amo por igual, a buenos y malos les abro mi Corazón para recibirles de grande manera a aquellas ovejas descarriadas que habéis saltado el cerquillo, pero que volviendo sois a él. Benditos y bienamados sean mis hijos en alba bendita llena de Gracia.

Benditos y bienamados sean los unos y los otros que así mismo sois abriendo de mi corazón y abriendo de mis palmos amados, para recibirles a mis hijos benditos en mi regazo amado, porque no he venido a hacer distinción alguna mis pequeños benditos, pues a todos amo por igual, mis pequeños amados.

Benditos sean, mis amados hijos, en alba primicia del mes de septiembre, del año del hombre dos mil veinte, en la cual mis pequeños amados recordando sois un lustro más en que aquellos Preceptos son escritos y enviados al Haz Terrenal. Más en verdad os digo, mis pequeños benditos, que ninguno de vosotros es así mismo siguiendo el Segundo Mandato, mis pequeños amados. Todos sois hablando el uno del otro, porque ninguno de vosotros sois en la perfección, mas no temas amados míos que no sois el Padre que vengo a castigarlos, no sois así, mis pequeños hijos. Quién de vosotros cumple con el cuarto Mandato, quien así mismo sigue el Séptimo. Quién de vosotros, mis pequeños benditos y bienamados, sois siguiendo uno solo de los Mandatos que escritos sois por la Mano de mi Padre amado. Quién de vosotros es digno, de decir “yo los cumplo al pie de la letra”. Mas benditos sean y perdón entrego a todos y cada uno de vosotros, mis hijos amados.

En verdad os digo mis pequeños benditos, que me vienes poniendo etiquetas y no es bien visto ante tu Jesús amado… porque hoy puedo ser un varón, puedo ser una inocencia o puedo manifestarme como una doncella, como una manceba o como aquel ser incipiente que menos imaginas. Entonces mis pequeños, ¿por qué tiene que estar tu envoltura postrada ante una estatuilla cuando yo puedo manifestar de lo que Yo quiera mis pequeños benditos? Hoy me puedes ver y contemplar con piel negra, y asi mismo te contemplaría en el rechazo; o me pudieses ver en piel blanca y te acercarías a Mí. Pudieras contemplarme andrajoso y darías media vuelta, mis pequeños benditos, dándome de las espaldas, mas así mismo mis pequeños no juzgues la apariencia. Mira y contempla en verdad la escencia mis pequeños amados, no juzgues por lo que ves mis pequeños benditos y bienamados. Abre tu corazón, escucha, analiza, entiende y comprende a mis pequeños amados. Ve en verdad mis hijos benditos y bienamados lo que he traído para vosotros. Mirad y contemplad toda la oscuridad que hay en tu Mundo; recordando seas en verdad lo que Yo te entregué… Yo te entregué aves, peces, reptiles, todo tipo de animales. Yo te entregué de toda especie también, de todos los árboles, con fruto y sin él, florecillas de mil colores, campos verdes y abundantes, aguas limpias, claridad en todo su esplendor, ¿dónde está todo aquello que Yo deposité para vosotros? Hoy contemplo penumbras, fango, basura, pudredumbre, mis pequeños benditos y bienamados; mas aún así te vengo a entregar mi Amor, ¿y tú me juzgas?, eres el juez y me preguntas “por qué no castigas a aquel que roba, a aquel que mata, a aquel que deshace, por qué no eres castigando a aquel que hace mal… ¿por qué permites que toda maldad suceda?”.

Yo te pregunto a ti varones y doncellas: Tienes a aquellos de tus vástagos, elige a uno para que trabulando sea al infierno, y elige a otro para que llegue a la Luz de los Cielos; dime tú a cuál elegirías para un lugar y otro. Uno te cuenta mentiras y saliéndose es del redil, el otro está entre los vicios, a cual de tus pequeños eliges para que vaya a la penumbra ¿y a cuál eliges para que vaya a la Luz? Difícil decisión pequeños benditos porque contemplas a cada uno de tus pequeños y no sabrías a cuál enviar a la oscuridad; pues lo mismo es para Mí, mis pequeños amados… Mira y contempla que tengo aquí al bondadoso, al que todo lo da, al que ama y tengo acá al maleante, al asesino, al malechor, pero a los dos los amo, porque los dos sois mis hijos, uno con error y el otro sin él, pero son ellos forjados a imagen y semejanza con Amor, mis pequeños benditos. Así como existe la Luz, existe la oscuridad, y Yo te postro el Faro Luminoso para que seas guiándote por el camino de la Luz. Más eres tú por tu libre albedrío que eliges el otro camino, y te vas perdiendo mis pequeños amados, pero no puedo castigarte porque te amo en verdad, mis pequeños amados.

Siente dolor mi Corazón, siente tristeza por ver cómo vas perdiéndote –mis pequeños benditos–. Cómo van tomando la mujer que no les pertenece, cómo van tomando inocencias y arrebatándoles la vida; cómo sois arrancando las pertenencias los unos de los otros, cómo sois mis pequeños benditos arrancándoles la vida, cuando no es tiempo aún de que sean arrancados ante Mí, pero sois mis hijos, mis pequeños amados; y tú dices “¿por qué no acudiste a Mí, cuando Yo te llamé?”, en verdad os digo mis pequeños Yo estoy allí, pero es tu propio dolor, tu propia culpa quien no te permite verlo, mis pequeños amados. No me escuchas cuando Yo te pregunto ¿qué deseas de Mí?, mis pequeños benditos, porque estás atrapado y encarcelado en tu propio dolor, en tu propia furia, en tu propia ira y no me escuchas cuando te cuestiono ¿qué necesitas de Mí?, porque no me contemplas cuando te digo: Heme aquí, tómate de mi Mano y sigue adelante conmigo porque te aferras a tu dolor, no ves más allá de ti mismo, mis pequeños benditos; dime entonces qué puedo hacer si me has llamado y he acudido, pero tu propio dolor, tu propio error te viene cegando mis pequeños amados.

Heme aquí ante vosotros, mis pequeños hijos y bienamados; nunca te he hecho a un lado como tu lo has hecho conmigo, me necesitas y ahí estoy, me llamas y voy a ti, estoy aquí, estoy allá y estoy acullá, y tú… ¿dónde estás cuando Yo te llamo? Me gritas, lloras y maldices porque no salen las cosas como tú lo deseas, mis pequeños benditos, y he aquí a tu Jesús amado que solo te pide un instante para estar a la alerta y abrir una sola palabra que llegue al fondo de mi corazón, y cuando deseo que tú hables, sellas de tus labios, cuando quiero que contemples, cierras tus pupilas; cuando quiero que escuches, tapas tus auriculares, y aquí estoy mis pequeños amados… jamás te ha dado de la espalda, y jamás lo haré, como tú tantas veces lo has hecho, mis pequeños amados. Os amo mis pequeños hijos, y ese Amor que Yo traigo para vosotros, quisiera que vosotros lo ofrecieran a vuestros hermanos que se acabaran esos odios, esos rencores, esos malos mirajes, ese mal palabrerío, mis pequeños benditos. Más benditos y alabados sean.

Mas no teman más por aquello que el hombre ha puesto, porque poco a poco lo voy limpiando –mis pequeños amados–, mas no confiados sean y no entren en aglomeraciones, pero sí mis pequeños benditos, pónganse en mis Manos y Yo los guiaré… si tu pisas en el fondo del mar y te hundes es porque no me llamaste, porque si tú me hubieses llamado y confiases en Mí, caminarías hoy como lo hice Yo por encima de las aguas; siempre te lo he dicho… tómate de mis Manos y sigue conmigo. Camina al parejo conmigo y nada te faltará; ten Fe en Mí, y nada padecerás… Pero aún sigues siendo sordo, ciego y mudo, porque presumes de ver, no eres más ciego que aquel que lo es de nacimiento. Tú que presumes de escuchar, ni siquiera sabes analizar el trinar de las aves. Tú que presumes de hablar, no sabes abrir tu gargantilla para elevar una plegaria hacia Mí. Mas así mismo, mis pequeños hijos, te Amo y os perdono.

Pedro bendito… ¿qué puedo esperar de ti?

No temas, varón bendito y bienamado, el perdón Yo te lo entrego, pero no quieras ser juez –varón bendito– y aprende a perdonar, porque así como perdonas recibirás de grande manera y a Manos Llenas. Aún cuando supieses que frente a ti está el asesino de tu hermano, de tu vástago, o de tu progenitor… entrégale el perdón, porque no eres tú el juez, y no eres tú quien castigará porque te castigarás a ti mismo. No temas, varón bendito, porque Yo te contemplo en verdad, sé el Amor que llevas hacia Mí, hacia mi Madre, más así mismo eres humano y vas en el error… y Yo te perdono, Pedro bendito. Tomad y llevad de grande manera, varón amado, más te entrego: Sabiduría, te entrego Don de Palabra y te entrego Paz y Tranquilidad guiando a tu ovejal amado, ¡oh Pedro bendito! Sea mi Voluntad cumplida y no la vuestra. Levanta tu calza y sigue a vuestro Maestro.

Benditos sois, los que así mismo saben en el error en que están y lo afloran. Mas aquel que sabe que arroja la pedrada y esconde la mano, aquel es a quien será juzgado, mis pequeños benditos y bienamados. Nuevamente te digo, no seas tú, no juegues el papel de juez, porque no te corresponde. Tu trabajo, tu papel es otorgar el perdón y sin juzgar, sin malmirar porque no llevas la perfección. Aquel que crea que es perfecto, que hable y que sea juez… Mas si no es así, sella tus labios y ¡quédate en el banquillo esperando y aguardando!

No temas, mis pequeños benditos y bienamados, que tu Jesús Amado no castiga, sois vosotros mismos quién tropieza por su misma piedra que va poniendo en el camino para otros. Sois vosotros que vais cayendo a ese pozo tan profundo que has cavado para que caigan otros. Sois vosotros que se espinan con aquellas plantas que has puesto para lastimar a otros; sois vosotros, mis hijos benditos y bienamados que vais llenándote del fango que has puesto para otros. No te lamentes, sino redímete en verdad. Aprende a perdonar para que seas perdonados. ¿Me habéis escuchado, mis hijos benditos? No temiendo seas, en verdad.

Acercádme de tus aguas, oh Pedro amado. Bendito y alabado seas, oh varón amado. ¡Aguas cristalinas que traídas sois del Río Jordán, limpiadas y desmanchadas han de ser cubiertas  por mi Mano Poderosa y postrando una gota de mi preciosa sangre, cual Bálsamo de Sanidad!, aquel que bebiere de ellas, sano y salvo será, más Fe viva en Mí –mis hijos benditos– porque dudas aún cuando tienes el tiempo de conocerme.

Hacedme presente tu botón… Bendito y alabado seas. Limpiando y desmanchando sois –mis hijos benditos y bienamados–, entregando la purificación a todo cuanto a sí mismo toquen estas aguas.

Sois primeramente entregando a vuestra Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual. Sea este rocío entregado a vuestras aguas que convertidas serán en Bálsamo de Sanidad. Sea este rocío derramado a tus antorchas. Sea este rocío derramado a las lejanas y cercanas comarcas, aquellas comarcas que se encuentran en sufrimiento. Sea este rocío derramado a las altas y bajas montañas. Sea este rocío derramado a los mares, lagos y ríos. Sea este rocío derramado a los campesinos que darán fruto a todo aquel que lo necesite. Sea este rocío derramado a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos con culpa y sin ella. Sea este rocío derramado a los caminos y caminantes, a aquellos que mis hijos que van trabulando por las calles buscando el sustento en cada instante. Sea derramado este rocío de grande manera a todo ser viviente del Haz Terrenal. Sea este rocío derramado a vuestras monedillas que multiplicadas serán en lo material. Sea este rocío derramado a mis Pedestales, a mi Componencia bendita, al Pueblo amado de Israel, a vuestros hogares, y a quienes habéis dejado en ellos. Sea así cumplida mi Voluntad. ¡Hecho ha sido!

Benditos y alabados sean, oh mis pequeños benditos. Contemplar en verdad, las Maravillas que mi Padre traen para vosotros; no contemples solo la maldad y la oscuridad, sino tus pupilas sean abiertas a contemplar al Astro Rey, a la Lluvia, a las Estrellas. Contempla la claridad de los cielos, mis pequeños benditos. Escucha el trinar de las aves, saborea el sabor de los frutos, llénese de mi Luz tu espíritu, llénese de mi Paz y de Tranquilidad tu envoltura, mis hijos benditos y bienamados. No te lamentes de lo que acontece a vuestro alrededor.

Una vez más os te digo, en vosotros mismos está el cambiar mis pequeños amados. No esperéis a que otros hagan tu labor, inicia por vosotros mismos a entregar el amor, a entregar la Paz y entregar la Caridad. Sé uno mismo, y no un reflejo de los demás. Contémplate en verdad, mis hijos benditos y ama a vuestra envoltura. Ama a vuestra escencia, guíate por el sendero de la Luz y de la Gracia. No temas, corazones de buena voluntad, que aquel que abre vuestro corazón, aquel que me ama en verdad, solamente contemplará mis mravillas. Mas aquel que cierre vuestras pupilas, estará en penumbra, en tinieblas, mis pequeños amados.

Mas Yo os te pregunto, ¿habéis quedado conformes? Benditos sois… que por vuestra conformidad –mis hijos benditos y bienamados–, Yo los colmo de bendiciones. Mirad y contemplad, las grandezas que poseo para vosotros. Mirad y contemplad, mis hijos benditos y bienamados, estas maravillas que traigo para vos… Tomen y lleven del pan, de la Uva, de la Miel, del Jergón; tomad y llevad de las Monedillas que no falten en vuestro hogar y no teman pequeños benditos, que esas portezuelas serán abiertas de par en par, para que encontrar seais la labor material. Sea cumplida mi Voluntad en el Cielo, y en la Tierra y en todo lugar.

Trabulando sois a mi Solio Bendito, no antes sin dejar de mi Bendición amada: Yo que Sois el Padre + Yo que Sois el Hijo + y Yo que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo. Sea mi Luz, mi Paz y mi Tranquilidad con todos y cada uno de vosotros. 

(canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos…”)

 

Cátedra 1 Septiembre 2019

Cátedra de Conmemoración: Aniversario de la entrega de los 22 Preceptos. Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro

Canalizado por: Hermana Concepción.

Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y desciende mi Espíritu Limpio y Puro, por la Gracia Divina del Todopoderoso . Heme aquí entre vosotros, Humanidad entera, que Yo les doy de la bienvenida a todos por igual: a buenos y malos, sin distinción alguna de Raza, ni Credo, ni Color, porque Yo vengo a recibir  a todos por igual, mis hijos benditos y bienamados.

Tomad de vuestro banquillo, y escuchad mi Consolador Parábola. Crea el Hombre o no lo crea, Jesús en Espíritu y en Verdad es entre vosotros. Bienvenidos sean los que vienen por primera, por segunda y por tercera vez, y los que aposentados sois ya en este bendito Redil Sacrosanto.

Limpiando y desmanchando he de ser cada una de sus envolturas, desde su crisma y hasta su calza, mis hijos benditos y bienamados.

No os lamentéis por todo lo que os acontece, mis hijos amados, en preparación he de contemplarles mis pequeños. Mas así mismo contemplo a todos y cada uno de vosotros y en verdad os dice vuestro Jesús, que mi Obra no es una religión, mis hijos benditos. Así mismo eres libre de creer o no creer, mis pequeños amados. Mas heme aquí ante vosotros en Espíritu y en Verdad, en esta bendita alba llena de Gracia: alba primicia del mes de septiembre, del año del Hombre dos mil diecinueve, en la cual mi Aposento es ante vosotros recibiéndolos de grande manera para entregarles todo lo que he traído para cada uno de vosotros. Mas abrid vuestro corazón Humanidad entera, Pueblo bendito de Israel, para tener una comunicación de Espíritu a espíritu. No quieras contemplarme con tus ojos materiales, contempla en verdad mi Esencia ante vosotros. Para ti que gimes y lloras, el Consuelo te entrego. Para ti que te lamentes que te falta el denario, míralo en verdad en tus palmos: multiplicado siete veces siete, porque esa es mi Voluntad. Para ti que te lamentas porque las portezuelas de la labor material se encuentran cerradas de par en par, toma las llavecitas del trabajo y abre esa portezuela, mis hijos benditos y bienamados. Limpiando y desmanchando he de ser todo cuanto me haces presente, Congregación bendita y Pueblo amado de Israel.

Qué puedes esperar de vuestro Padre, mis pequeños hijos, si te he escuchado llamarme de viva voz, si te he escuchado gritando mi Nombre y diciendo que no sois acudiendo a tu llamado,  mas en verdad Yo os digo mis hijos benditos: jamás acudiré a los llamados desesperados, jamás estaré presente en aquellos lamentos que solamente sois implorando mi Nombre, cuando vos necesitas de Mí, estaré ante vosotros cuando tu corazón esté en Tranquilidad y cuando seas abriéndolo de par en par e implores que sea acudiendo a tu llamado. Mas no me llames con desesperación, con gritos y con llantos, porque no me contemplaréis mis hijos benditos y bienamados.

Mirad y contemplad todo lo que a tu alrededor se puede encontrar, te dices dueño de todo cuanto te acontece, de todo cuanto te rodea, mas en verdad os dice vuestro Padre: todo es prestado, hijos benditos y bienamados; asi como el Sol, los vientos y las lluvias viene a ser para todos y cada uno de vosotros, asi el materialismo mis pequeños benditos, es por unos instantes en tus palmos, en tu choza, en tu regazo… Mas en un abrir y cerrar de ojos puede desvanecerse mis pequeños benditos. No digas entonces qué posees, porque llegaste a este Mundo con tus palmos vacíos, y con tus palmos vacíos he de recibirte cuando llegues ante Mi, mis pequeños amados; entonces por qué las avaricias, por qué los egoísmos, por qué las vanidades, si nada de lo que posees te pertenece, ni tus mismos vástagos, mis pequeños benditos y bienamados, todo es prestado por el tiempo en que tú te encuentres en este hábitat, mas cuando sea el llamado ante Mi, dejarás todo e irás como llegaste con los brazos vacíos, con tus palmos vanos, mis pequeños benditos y bienamados.

Rejocíjese vuestro corazón de que repartes el pan y lo compartes con los tuyos, regocíjese vuestro corazón porque vuestros sentidos están a la alerta, puedes andar y trabular por las callejuelas, pueden tus pupilas contemplar, pueden tus palmos palpar y puede tu alma sentir. Regocíjate corazones de buena voluntad, porque aún puedes andar y trabular, mas bendecidos sean aquellos que en el lecho del dolor se encuentran, benditos y alabados sean. Mas si es mi Voluntad, levantándose del camastro han de ser… mas si no, tranquilícese su corazón porque a Mi han de llegar. No te lamentes, mis hijos benditos, por lo que te ha sido arrebatado, bendíceles en verdad por lo que te han quitado. Mas así mismo, no maldigas a aquél que daño te ha hecho, eleva tu plegaria ante Mi para que sea perdonado y no sea más en el pecado, porque tanto peca aquel que te daña, como vosotros por estar maldiciendo.

Pide a mi Madre amorosa que os cubra con su Manto tachonado de estrellas, pide a Elías que sea iluminándote aquel sendero con aquella antorcha luminosa, para que no seas en el tropiezo, mis hijos benditos y bienamados. Abre tu corazón y toca con sus palmos a aquel enfermo para que sea levantándose sin dolor alguno; mas no te lamentes y no te culpes por lo que no te corresponde, mis pequeños benditos y bienamados. Y no busques donde no hallarás; no seas hundiéndote más en aquel pozo sin fondo, se saliendo adelante y contempla la Luz que Yo te ofrezco; contempla el camino que te ha sido trazado y síguelo con sumisión y obediencia, mis hijos benditos y bienamados. Labora, labora para ti mismo, para salir adelante mis pequeños benditos y bienamados.

Contempla en verdad aquella montaña en la cual subió aquel hombre encontrándose a aquel ermitaño, preguntole “¿qué estás haciendo?”; el ermitaño sentado y muy tranquilo contestó: “estoy trabajando”. Mas así mismo el hombre, incrédulo, preguntó: “Mas en qué trabajas, si te contemplo sentado y adormilado”. El ermitaño contestó: “Incrédulo, heme aquí trabajando porque sois entrenando dos halcones y dos águilas; heme aquí tranquilizando a dos conejos; heme aquí, sois amansando a un burro y motivando a seguir; heme aquí disciplinando a una serpiente y domando a un león”. Incrédulo aquel hombre volteó hacia todos lados y dijo: “Pero si yo te contemplo solo en este lugar, no veo más que tu envoltura y en pereza te puedo encontrar”. Mas así aquel ermitaño contestó: “Entreno dos halcones que sois acechando todo cuanto se le pone en frente, sin mirar si es bueno o si es malo y esos halcones son mis ojos. Entreno a dos águilas que con sus dos garras destrozan todo cuanto se encuentran a su paso y esas dos águilas son mis manos. Tranquilizo a dos conejos, los cuales transitan por todos y cada uno de los rincones, van y vienen y así mismo tranquilizo para que aunque estén en aquel dolor y en aquel tropiezo, estén en Paz y son mis pies. Así mismo, sois motivando a este burro para que sea cargando con su carga, para que desaparezca la pereza para que así mismo sea apartando del dolor, y sea en sumisión y en obediencia a la cruz que ha de cargar, y esa cruz es mi cuerpo. Así mismo varón bendito –dijo aquel ermitaño– disciplino a esta serpiente, que aún y cuando se encuentra en esta rejas tan fuertes; por instantes es saliéndose de esas rejas y mordiendo y lastimando a quien es acercándose, o a quien en lejanía se puede encontrar; disciplino a esta serpiente que es mi boca. Y por último, domando sois a este león que se cree el rey y el centro de atención; este león es mi ego. Heme aquí que no estoy solo sentado, sino estoy trabajando… ¿y tú, en qué trabajas varón?”.

Analizad con atención cada una de las parábolas de este ermitaño, Pueblo amado de Israel, Congregación amada. Mas así mismo, vosotros en qué trabajáis y así mismo no me refiero a vuestra labor material que es para el sustento de vosotros mismos. Analizad, analizad, mis hijos benditos y bienamados.

Más recordad esta alba, alba primicia del mes de septiembre, en la cual Elías postró 22 Preceptos para que los lleváses a cabo, mas Yo te pregunto: ¿Con cuántos de los 22 eres cumpliendo? Mas así mismo no me contestes, sino analízalo en verdad.

Primero, amarás a tu Dios antes que todo lo creado. Mas vosotros amáis todo lo que posees antes que a tu Dios.

Visitarás al enfermo consolándole. Cuántas veces te has acercado a los nosocomios a darles un momento de paz y de tranquilidad a vuestros hermanos. Al que tienes a un lado, lo has contemplado en desolación y le das la espalda; cuántas veces has entregado un abrazo fraternal a aquel que lo necesita.

Contempla en verdad, no retendrás lo ajeno en tu poder, y todo cuanto Yo sois entregando lo retienes para ti mismo, mis hijos benditos. Contempla cuántos de vuestros hermanos sois en desolación y sois necesitando y vosotros no sois entregando lo que Yo deposito para cada uno. Mas el perdón te vengo a entregar, mis hijos benditos y bienamados, por vuestra desobediencia… Yo te perdono. Por vuestra vanidad, por vuestro egoísmo… Yo te perdono, mis hijos benditos y bienamados.

Oh Elías, Elías bendito, contemplad a tu ovejas y cordero, contemplad y llevarlo a orillas del Río Jordán, para limpiar y desmanchar tus lanecitas, entrégales en verdad de tu Luz, anciano venerable…

 

Cátedra de Comunicación Espiritual del Pastor Elías de Tisbe, el Anciano Venerable

Canalizado por: Hermana Juana

¿Amas al Padre, amas al Hijo, amas de la Luz Bendita del Espíritu Santo? ¿Crees en el Padre, crees en el Hijo, crees en la Luz Bendita del Espíritu Santo? ¿Esperas del Padre, esperas del Hijo, y esperas de la Luz Bendita del Espíritu Santo? Heme aquí, en esta alba llena de Gracia, del año del Hombre dos mil diecinueve, del día primero de septiembre. Aquí me encuentro presente, lo quieran entender o no, lo quieran creer o no, aquí me encuentro en Espíritu y en Verdad, mis hijos amados.

Benditos. Yo los recibo por igual, Yo por igual los vengo recibiendo, y Yo los limpio el camino, aparto el pedrusco, las espinas, abro las portezuelas para que encuentren trabajo, les entrego las llavecitas del trabajo, bendizco las antorchas, bendizco las flores, bendizco la Escala, las cuatro paredes, sumisos y obedientes los quiero contemplar pequeños, cuando vengan a este recinto vengan pidiendo la Caridad del Padre, vengan sumisos y obedientes con Tranquilidad, con Respeto, cuántas veces Yo he venido a pedirles, pero ustedes no han sido sumisos y obedientes, vienen con asechanzas, vienen con las burlas, si ustedes piensas que eso es lo que han de recibir, esos son grandezas que han de recibir, Yo les contesto pequeños benditos, pero así les vengo diciendo que no deben de ser así. Yo quiero que haya respeto, quiero que haya Tranquilidad, porque pónganse a pensar que ustedes quieren salir adelante y así no pueden salir adelante porque el primer paso que dan vienen con asechanzas, vienen con aquellas burlas, vienen para ver nada más –pequeños– y no es mi Voluntad, pequeños benditos, ¿así cuándo van a salir adelante, así cuándo van a recibir grandezas del Padre? No pequeños, pero Yo les perdono pequeños benditos.

No me despido, sino que les digo hasta pronto…

(Canto: “Vuela suspiro del alma…”) 

 

Continúa Cátedra NSJ: Benditos y alabados sean Humanidad entera, oh Congregación amada. Pocas o muchas las parábolas benditas de Elías, pero da Sano y Buen Consejo a vosotros mismos. En sumisión y en obediencia han de ser ante el Mandato Divino, Pueblo Amado de la nueva Jerusalén. En Paz y en Tranquilidad llegad a la Casa de Oración, abriendo su corazón de par en par, para que seas recibiendo a manos llenas, mis hijos benditos y bienamados.

Oh Pedro bendito, ¿qué puedo esperar de ti?

Bendito y alabado seas, oh varón. Tomad y llevad de la Sabiduría y del Entendimiento, y saliendo adelante has de ser, más apartad ese odio y ese rencor de vuestro corazón, Paz y Tranquilidad Yo te entrego, Fuerza y Fortaleza, porque así mismo vendrán jornadas tan duras que doblegarás tu calza, pero estaré allí presente para levantarte y darte la Fortaleza que has de necesitar. Toma y lleva bendito varón, levanta vuestra calza y sigue a tu Maestro.

Así mismo, todos y cada uno de vosotros –mis hijos benditos– limpiando y desmanchando he de ser, desde vuestro crisma y hasta vuestra calza. Toco vuestro corazón porque lo escucho palpitar de grande manera, algunos sois abiertos para recibir mis dones y otros se cierran a la par, para que así mismo sean en comunicación de Espíritu a espíritu con tu Jesús bendito. Mas Yo así mismo les entrego a presentes y ausentes de mi Paz, de mi Amor, de mi Regocijo bendito. Nada os faltará, porque no es esa mi Voluntad: Pídeme de grande manera y Yo te estaré escuchando, pídeme abriendo vuestro corazón y allí estaré con vosotros; mas nuevamente lo digo: no me llames a gritos, porque no te escucharé, porque este es el momento y este es el instante mismo en el cual debes abrir vuestro corazón, y pedirme de grande manera, mas no temas, porque cuanto todo que me solicites será concedido, mientras tengas Fe y abras vuestro corazón.

Hacedme presentes vuestras aguas, Pedro amado. Bendito seas.

Aguas cristalinas que traidas sois del Río Jordán, las limpio y las desmancho y aparto todo cuanto no les pertenece, todo lo superfluo y malo será alejado de estas aguas, y convertidas en Bálsamo de Sanidad. Aquel que tomare de ellas, sano y salvo será… porque esa es mi Voluntad. Una gota de mi Preciosa Sangre, cual Bálsamo de Sanidad, deposito en ellas. Vuestro ramaje, Pedro bendito… Bendito sois. Limpio y desmancho esta florecilla, que hurtada de mi Jardín ameno de mi Madre amada, más así mismo será entregando el Rocío, primeramente a la Escala, Símbolo de la Hermandad Espiritual: Sea este rocío derramado a tus aguas que convertidas en Bálsamo de Sanidad han de ser. Sea este rocío a vuestras antorchas y a vuestras monedillas que multiplicadas han de ser en lo material. A tus amuletos que me haces presentes . Sea esta agua rociada con Amor a todas las lejanas y cercanas comarcas. Sea derramado a todos los campos y campesinos que han de entregar el sustento a vuestros hermanos. Sea a las altas y bajas montañas, mares, lagos y ríos, sea este rocío derramado a todas las lejanas y cercanas comarcas que se encuentran en desolación. Sea este rocío a las cárceles y presidios donde se encuentran recluidos mis hijos, con culpa y sin ella. Sea este rocío derramado a todos los hospitales, a todos los asilos y a todos los orfanatos. Sea este rocío derramado a mis pedestales benditos que Fuerza y Fortaleza tendrán. Sea este rocío derramado a vuestras chozas y a quienes habéis dejado en ellas, sea derramado este rocío a los presentes y a los ausentes, en el Nombre que Sois el Padre, en el Nombre que Sois el Hijo y en el Nombre que Sois la Luz Bendita del Espíritu Santo. Hecho ha sido, Pedro amado… Bendito sois.

He entregado a manos llenas, mis hijos benditos, no teman por lo que sus pilas han de contemplar, sino arrópense entre mis brazos con el Manto de mi Madre para que sean protegidos a lo que ha de venir, más siempre con su corazón abierto de par en par para recibirme en el instante mismo en que escuchen el llamado. Mas así mismo, dad gracias al levantarte de vuestro lecho y al llegar la culminación del alba, corazones de buena voluntad. Sed en sumisión y en obediencia y como os lo dije lustros atrás: Amarse los unos a los otros, mis pequeños hijos, que entreguen conforme sea mi Voluntad. Sean en Paz, sean en Tranquilidad y sean en regocijo, no en odios, discordias, ni malos palabreríos. Entreguen amor, aún así cuando sepas que te está dañando aquel de tu semejante, tú pide Paz y Tranquilidad a su corazón porque no vive en Paz y en Tranquilidad, por eso busca a quien lastimar y a quien dañar.

Asi mismo Yo te pregunto: ¿habéis quedado conformes? Bendito seas… Que por vuestra conformidad Yo entrego a Manos llenas: Tomad y llevad hijos benditos, del Pan sin levadura, del Jergón, de la Miel y de la Uva. Tomen y lleven mis hijos benditos de estas monedillas que multiplicadas serán en lo material. Tomad y llevad de las llavecitas del trabajo, si aún no sois abiertas, mis pequeños benditos, es porque esa labor no es para ti, pero se abrirá la portezuela de aquella labor que es la correcta para cada uno de vosotros. Fe siempre, corazones de buena voluntad. Tomad y llevad de mi Paz y de mi Bendición amada: Yo que sois el Padre, el Hijo y la Luz Bendita del Espíritu Santo.

Mi Paz sea con vosotros.

(canto: “Adios oh Padre, todos nos vamos..”)

Cátedra 1o Septiembre 2018

Cátedra de Conmemoración por la revelación de los 22 Preceptos de nuestro Pastor Elías (1 de septiembre de 1866) 

Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Padre Eterno, Jeohvah-Yahveh, Señor de los Ejércitos

Canalizado por: Hermana Concepción

El Ángel de mi Divinidad es entre vosotros, el Ángel de mi Divinidad es entre vosotros, el Ángel de mi Divinidad es entre vosotros. Y heme aquí, Humanidad entera.

Ansioso estoy de escuchar tu palabra bendita, y decidme: ¿Qué habéis hecho con lo que te he entregado en alba bendita llena de Gracia?

Mirad y contemplad, en alba primicia, en la cual recordados sois los Preceptos de Elías, os tu Padre te pregunta: ¿Cuál de ellos has llevado a cabo?

Contemplad, Humanidad entera, 22 Preceptos se te han dado y ni uno llevas a cabo… ¿Qué puedes esperar de Mí, si no espero Yo nada a cambio de vosotros? Mas allá vosotros, con lo que ha de venir, Humanidad entera… Y en lamentación no os quiero contemplar, porque dicho así por vuestro Padre, que cumplida sea mi Voluntad.

(Canto: “Padre Nuestro que estás en los Cielos…”) Continuar leyendo “Cátedra 1o Septiembre 2018”