Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestro Señor Jesucristo, el Divino Maestro
Canalizado por: Hermana Concepción
Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de Buena Voluntad. Gloria a Dios en las Alturas y mi Paz es entre vosotros Humanidad entera.
He aquí al Padre, he aquí al Hijo, he aquí a la Luz Bendita del Espíritu Santo, ante todos vosotros. Mirad y contemplad Humanidad entera, que he venido en esta bendita alba a entregar de mi Paz, a entregar de mi Amor a todos y cada uno de vosotros, sin distinción alguna de Raza, de Credo, ni Color.
Tomad de vuestros banquillos, Humanidad entera y Congregación amada, y así mismo han de recibir a Manos llenas de su Jesús, de su Maestro, que os así presente es en alba bendita llena de Gracia,alba terceava del mes de julio del año del Hombre 2020, en el cual escrito es en el Libro de Oro, todo cuanto ha acontecido cumplido ha sido. Mas bendecidos y alabados sean Humanidad entera, Congregación amada, que aposentado sois ya en este bendito redil Sacrosanto para escuchar mi Consoladora Parábola, para recibir a Manos Llenas de mi Luz, de mi Fuerza, de mi Fortaleza, de mi Luz y de mi Gracia.
Contemplad Humanidad entera a todos y cada uno de los que te rodean, ¿qué pueden esperar de vos? Mas así mismo, os lo dice tu Jesús bendito, congregación amada: Si vosotros, que conociendo mi Parábola, sois en la desobediencia, qué puedo esperar de la Humanidad entera. Contemplad en verdad, mis hijos benditos y bienamados, que os pedí 40 albas dedicadas a tu Jesús Amado desde vuestro hogar, mas así mismo como lo hicieron en el Segundo Tiempo que pedí solamente 5 minutos de velar conmigo y ponerse en plegaria, y no lo hicieron mis hijos benditos. Mas 40 albas pedí de estar en el rezago bendito, de estar –mis hijos benditos– un instante aposentados en su choza, pidiendo y orando por la Humanidad entera, y necios fueron en verdad, mis hijos amados. Porque estás en tu libre albedrío, mis hijos amados, por eso pedí otras 40 albas más, para que así mismo fueras en recapacitación, para que así mismo fueras en sumisión y en obediencia, mas no he contemplado –mis hijos benditos– esa obediencia, esa sumisión… y aún me preguntas, con gran exigencia, ¿Por qué no paras todo cuanto nos acontece, oh Jesús Amado… Por qué no quitas este dolor? ¿Por qué permites que la sangre sea derramada? ¿Por qué mi Jesús Bendito, permites que vuelva a cimbrar la Tierra, por qué no acabas con tanta maldad?…