Cátedra de Comunicación Espiritual Divina de Nuestra Madre Amorosa, María de Israel
Canalizado por: Hermana Concepción.
El Ángel del Señor anunció a María, el Ángel del Señor anunció a María, el Ángel del Señor anunció a María, y Ella concibió por Gracia del Espíritu Santo. He aquí a la Mujer, he aquí a la Madre, mis polluelos benditos.
Benditos y alabados sean, mis pequeños amados, que afligido es mi Corazón por el sufrimiento de mis hijos, mas benditos sean. Y tomad de vuestro banquillo.
Afligido es mi Corazón, por el padecer de mi hijos; mas aún mayor es la aflicción de la Madre al contemplar cómo es que van haciendo caso omiso al mandato divino de mi Primogénito Amado, que en tiempo atrás vino a mostrar con el ejemplo dónde ha quedado la Humildad, dónde habéis dejado la Sencillez, y dónde prevalece la Bondad, de mis hijos benditos y bienamados.
Contempla en verdad, mis polluelos amados, cómo es lamentable que reine entre vosotros el materialismo, porque para vosotros es más importante vuestro hogar, vuestra vestimenta, vuestra sandalia, es mas importante para vosotros la callejuela, tu vida cotidiana, antes que tu Jesús Amado. Mirad y contemplad, y analiza el Primer Mandamiento que os vino a mostrar Elías: Amaréis a Dios por sobre todas las cosas. Mas contemplando sois con tristeza, que vosotros sois amando todo antes que a tu Dios y tu Señor.
Mira el Corazón de una Madre, por el dolor de ver a vuestro hijo padecer por una Humanidad ingrata. Si vosotros lo habéis olvidado, Yo no, porque aún adolece mi Corazón. Aún derramo mis lágrimas por contemplar el dolor de mi primogénito amado, a dar la vida, por todos y cada uno de vosotros, y vosotros lo habéis olvidado, porque sois en el materialismo, porque sois preocupando por “cómo está mi casa”: si se encuentra limpia, si se encuentra lujosa, si es más grande que la de mi hermano, porque vosotros sois más preocupados por cómo pueden salir a la callejuela y qué han de postrar en su envoltura bendita; por qué vosotros sois amando más a sus vástagos, que a su propio Jesús. En verdad os digo, mis polluelos amados: a toda madre os duele perder a un hijo, mas en verdad os digo, que no perdido es, porque se encuentra en el Solio Bendito, y lo llevas en vuestro corazón. Mas no lo antepongas por sobre tu Jesús Amado, porque mi Padre Eterno podría arrebatártelos todos de un tirón.